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Salutación
En aras del amor volaste hasta la montaña.
Al encontrarte con Isabel la saludaste. Y tus palabras de cortesía estremecieron prodigiosamente a Juan en el seno materno.
Tu prima, llena del Espíritu Santo, contestaba tu saludo con una jubilosa bienvenida.
Yo, Señora, repito hoy la felicitación de Isabel: ¡Bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito el fruto de tu vientre!... ¡Dichosa tú, que has creído, porque se cumplirá lo que se ha dicho de parte del Señor!
Madre, aquí me tienes, junto a ti.
Hago un hueco en mis prisas y un hueco en mis ocupaciones, para estarme contigo.
Mi corazón, Madre, se remansa frente al tuyo, para que lo enciendas en tu amor y lo configures a tu semejanza.
Virgen del Carmen, mendigo soy de Dios y tuyo, por eso he de pedirte que socorras mis necesidades, pero sobre todo la de los hombres, mis hermanos
Madre, recibe de nuevo mi saludo, ahora con las palabras del Ángel: Alégrate, llena de gracia; el Señor está contigo; bendita tú eres entre las mujeres.
Reflexión
Invocaciones
*Señora, tráeme a tu monte santo y alégrame en tu casa de oración.
*Condúceme, Virgen María, a la tierra del Carmelo, para que pueda comer sus mejores frutos.
Dios te salve María....
Adiós
Madre, me voy, después de darte gracias por este rato lleno de tu presencia.
Me voy. Pero aquí queda mi corazón junto al tuyo, para ofrecerte sus latidos como plegaria.
Madre, que tu blanca sombra invisible acompañe mis pasos, llevándome hacia Cristo, mi origen y meta.
Madre, que tu Escapulario me mantenga siempre unido a ti con lazos irrompibles, y me ayude a practicar seriamente las virtudes evangélicas.
Madre, hasta pronto. Adiós. Nuestra Señora del Carmen te ayuda en las tentaciones contra la purezaRealicé una hora santa. Adoración al Santísimo en mi domicilio. Fue una gozada. ¡Qué feliz fui! Pensé que tenía que pasar más noches adorando al Señor. Pero, de repente, las tinieblas llegaron. Unas tentaciones jamás conocidas. Era como un pobre trozo de hierro ante un imán. Pensaba que me podrían arrebatar o engullir. Mis oraciones fueron escuchadas. El Señor se apiadó de mí. Nuestra Señora del Carmen acudió en mi socorro. Ella fue mi salvadora. Desde ese día, ¡cuántas veces me ayudó! Incluso más recientemente he llegado a sentir en mis manos Su Escapulario. Llegué por tanto a temer en perder mi alma si me acostaba o me quedaba dormido. Pero un día recapacité. Con este comportamiento ponía en peligro mi salud, y más importante, con esta actitud demostraba falta de confianza en Dios. Daba un protagonismo al maligno que no tiene. El todopoderoso es Dios. Hay que confiar siempre en Él. ¿Cómo va a dejar tu padre que te pierdas? Tú, en tu debilidad le intentas amar, entregar la vida, ¿cómo va a permitir tu caída? Porque si amas a Dios, si le intentas servir, cumplir sus mandatos, ¿de qué mal puedes temer? Si vives, vives para el Señor, si mueres, para el Señor mueres para vivir en el Señor. En la vida y la muerte, del Señor queremos ser. La falta de confianza a quien amas o sabes que te ama es también una debilidad. Así que volví a acostarme, aunque por un tiempo ayuné la cena. A lo largo de mi vida hasta entonces no recuerdo haber tenido una devoción especial a alguna advocación mariana. Si bien tengo la medalla con el Sagrado Corazón de Jesús y Nuestra Señora del Carmen regalo de mis padrinos para mi bautismo. Ese día se abrió una puerta y Ntra. Sra. del Carmen me ha proporcionado grandes ayudas. De aquella había muerto mi padre y realizaba gestiones para el impuesto de sucesiones. En un determinado lugar, un individuo hizo un mal gesto con la mano. En locución escuché que no le diera la mano. Ni caso, se la tendí. El sábado muy temprano se celebra la sabatina perpetua a nuestra Santa Madre. Pues bien, fui. Al final de la misa orienté mis manos hacia el Sagrario. Y ocurrió. Como si en mis manos hubiese un corazón. Tenía la iluminación, la certeza de que era un corazón. Momentos maravillosos que, son truncados de repente con unas tentaciones terribles. De escrúpulos. Irracionales. El caso es que después de gracias especiales, se suelen producir ataques, tentaciones fuertes. Que confirman que lo que ocurrió fue verdad, aunque místicamente. Lo interpreté como un agradecimiento a los madrugones sabatinos y al tender la mano al que hizo un mal gesto. Un santo tenía escrúpulos con los enfermos, así que les llegó a dejar su jergón (su cama). Allí donde posteriormente él descansaría. Otro tenía problemas con los leprosos. A uno que se encontró, lo cubrió de besos. Esto se me quedó grabado. Pero llegué a pensar que podía ser un engaño. Y me rondó en algún momento por la cabeza. El caso es que el sábado 3/3/2012, primer sábado del mes, en la iglesia de los carmelitas me arrodillé en el reclinatorio del lado izquierdo del Altar que tiene las oraciones a nuestra señora del Carmen. Me dispuse a rezarlas. Habían cambiado la orientación del propiciatorio. Me puse las gafas y mirando la imagen de nuestra Señora, vi que que estaba enfrente del gesto de nuestra Madre de la entrega del santo Escapulario. ¿Era esto a lo que se refería la comunicación? El martes volví otra vez al Carmen. En la capilla del santo niño de Praga había una mujer con un niño. Decidí rezar allí uno de los misterios. Pasé después a la iglesia, y viendo que unas vidrieras convertían la luz del sol en luces blanca y roja proyectada sobre un banco, me acordé de los rayos de la Divina Misericordia. Allí me senté. La imagen de la vidriera iluminada por el sol era la de san Juan de la Cruz. Al principio era el cuerpo el iluminado, cuando me fui la cabeza. Había meditado sobre la Iglesia, Cristo cabeza, y el cuerpo místico. San Juan de la Cruz lleva un libro verde, me recordó a mi Biblia, aquella que tanto me acompañó, reconfortó, instruyó y guió. Y entonces ocurrió. Tuve la sensación de que me entregaban el santo Escapulario. Era como sentirlo, como tenerlo, con su tela marrón oscuro un poco basta. Incluso ahora tengo la sensación de que el Escapulario lo tengo como cercano, como si pudiera palparlo, ver su tela marrón, y la imagen de nuestra Señora del Carmen en su interior. (Nota: mi recuerdo ahora existe pero no es tan vivo, entre otras cosas porque después de tanto tiempo de lucha, la Gracias ahora son muchas y mi memoria ya no es lo que era). Y seguí sirviéndole ese día y andaba feliz. Fui a otra iglesia y después a una capilla donde llegó la aridez. ¿Sabes cual fue la tentación posterior? El que quería devolvérselo. Que si no era digno, que si no lo quería, que no. Pero, me di cuenta de que no procedía de mí. ¿Cómo vas a hacer un feo a una madre? ¿Devolverías tú un regalo a tu madre? Ese no era yo. Tengo que decir con respecto a esto que a veces al entrar en una catedral, iglesia o capilla absorbes lo que allí se vive o en otros lugares del mundo. Un ejemplo, cuando se está en una catedral o tras estar en ella, uno puede llegar a sufrir o soportar tentaciones de soberbia. Y uno se pregunta con preocupación hasta qué punto personas consagradas o en camino de consagración son tentadas a abandonar o a ser infieles. Pero me he de centrar en lo que conozco. Y Gracias muy especiales del Señor son precedidas o le siguen tentaciones fuertes de escrúpulos o de falta de amor. Días antes había vivido como la unción en las manos y también la tentación de escrúpulos, de querer quitármela o que alguien se la quisiera quitar. Pero nuevas Gracias se producían días después, como que ahora en la mano se ponía una paloma blanca. Aunque si de lo que se trata es de arrimar el hombro (reparar, fortalecer...) para que esto se venza o no se produzca, bienvenido sea, y que Dios nos ayude a soportarlo. Todo para mayor Gloria de Dios. Amig@, cuando ocurre algo como esto, es porque ha sido real. La entrega ha sido mística, pero real. Una puerta que se ha abierto. Si la Madre te concede algo como esto, lo que quieres es dárselo a alguien que lo necesite, porque mi confianza descansa en Ella, en Dios. Solo Dios basta. De lo que se trata es de servir, y es sirviendo a su Señor, como uno se siente feliz. Ese es mi Cielo, servirle aunque sea un poquito, y después, descansar. Aunque sea de montoncito de abono para que otros le sirvan mejor. Pero como creo que no me lo va a permitir, así son los padres, ser como el azúcar que se diluye en el líquido sin dejar rastro, ni siquiera endulzando. El líquido es Jesucristo, la fuente de aguas vivas. Mas allá de identificarse, diluirse en Él, del que dimana todo lo Bueno. Diario de santa Faustina 1582: Oh Jesús mío, ahora abrazo al mundo entero y Te pido misericordia para él. Cuando me digas, oh Dios, que ya basta, que ya se haya cumplido plenamente Tu santa voluntad, entonces en unión Contigo, Salvador mío, entregaré mi alma en manos del Padre celestial, llena de confianza en tu misericordia insondable y entonaré el primer himno a Tu misericordia cuando me presente a los pies de Tu trono. ¡No te olvidaré, pobre tierra!, aunque siento que me sumergiré inmediatamente toda en Dios, como en un océano de felicidad, eso no me impedirá volver a la tierra y dar ánimo a las almas e invitarlas a confiar en la Divina Misericordia. Al contrario, esa inmersión en Dios me dará unas posibilidades ilimitadas de obrar. La ceremonia, dentro de la misa vísperas del Domingo, fue muy sencilla. Leyó su compromiso temporal al lado del sacerdote. No sé si fue por medio del sacerdote, pero para mi sorpresa y emoción, durante unos instantes vi como si le fuese impuesta y tuviese una capa blanca como la de los carmelitas.
Amig@ aférrate a este Pilar de humildad, caridad, pureza, virginidad, castidad y maternidad. Yo caí: por mi culpa, el engaño, la tibieza, complejos: Que si eres mayor, ¿a ver si voy a ser aquello?, es lo natural. |