En la Consagración Eucarística

1348 Todos se reúnen. Los cristianos acuden a un mismo lugar para la asamblea eucarística. A su cabeza está Cristo mismo que es el actor principal de la Eucaristía. El es sumo sacerdote de la Nueva Alianza. El mismo es quien preside invisiblemente toda celebración eucarística. Como representante suyo, el obispo o el presbítero (actuando "in persona Christi capitis") preside la asamblea, toma la palabra después de las lecturas, recibe las ofrendas y dice la plegaria eucarística. Todos tienen parte activa en la celebración, cada uno a su manera: los lectores, los que presentan las ofrendas, los que dan la comunión, y el pueblo entero cuyo "Amén" manifiesta su participación.
Al levantar la Hostia, un Cristo crucificado exhalaba su aliento sobre el Santísimo Sacramento

Catecismo de la Iglesia Católica

1413 Por la consagración se realiza la transubstanciación del pan y del vino en el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Bajo las especies consagradas del pan y del vino, Cristo mismo, vivo y glorioso, está presente de manera verdadera, real y substancial, con su Cuerpo, su Sangre, su alma y su divinidad (cf Cc. de Trento: DS 1640; 1651).


1410 Es Cristo mismo, sumo sacerdote y eterno de la nueva Alianza, quien, por el ministerio de los sacerdotes, ofrece el sacrificio eucarístico. Y es también el mismo Cristo, realmente presente bajo las especies del pan y del vino, la ofrenda del sacrificio eucarístico.

1380 Es grandemente admirable que Cristo haya querido hacerse presente en su Iglesia de esta singular manera. Puesto que Cristo iba a dejar a los suyos bajo su forma visible, quiso darnos su presencia sacramental; puesto que iba a ofrecerse en la cruz por nuestra salvación, quiso que tuviéramos el memorial del amor con que nos había amado "hasta el fin" (Jn 13,1), hasta el don de su vida. En efecto, en su presencia eucarística permanece misteriosamente en medio de nosotros como quien nos amó y se entregó por nosotros (cf Ga 2,20), y se queda bajo los signos que expresan y comunican este amor:
La Iglesia y el mundo tienen una gran necesidad del culto eucarístico. Jesús nos espera en este sacramento del amor. No escatimemos tiempo para ir a encontrarlo en la adoración, en la contemplación llena de fe y abierta a reparar las faltas graves y delitos del mundo. No cese nunca nuestra adoración. (Juan Pablo II, lit. Dominicae Cenae, 3).




Juan 1,1Al principio era el Verbo, y el Verbo estaba en Dios, y el Verbo era Dios.
2Él estaba al principio en Dios.
3Todas las cosas fueron hechas por Él, y sin Él no se hizo nada de cuanto ha sido hecho.
4En Él estaba la Vida, y la Vida era la Luz de los hombres.
5La Luz luce en las tinieblas, pero las tinieblas no La acogieron.

6Hubo un hombre enviado de Dios de nombre Juan.
7Vino éste a dar testimonio de la Luz, para testificar de ella y que todos creyeran por él.
8No era él la Luz, sino que vino a dar testimonio de la Luz.

9Era la Luz verdadera que, viniendo a este mundo, ilumina a todo hombre.
10Estaba en el mundo y por Él fue hecho el mundo, pero el mundo no Le conoció.
11Vino a los suyos, pero los suyos no Le recibieron.
12Mas a cuantos Le recibieron les dio poder de venir a ser Hijos de Dios, a aquellos que creen en su Nombre; 13que no de la sangre, ni de la voluntad carnal, ni de la voluntad de varón, sino de Dios, son nacidos.
14Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, y hemos visto su Gloria, Gloria como de Unigénito del Padre, lleno de Gracia y de Verdad.

15Juan da testimonio de Él clamando: “Éste es de quien os dije:
El que viene detrás de mí ha pasado delante de mí, porque era primero que yo”.

16Pues de su plenitud recibimos todos Gracia sobre Gracia.
17Porque la Ley fue dada por Moisés, la Gracia y la Verdad vino por Jesucristo.
18A Dios nadie le vio jamás; Dios Unigénito, que está en el seno del Padre, Ése Le ha dado a conocer.









Aceite, unción que recorría sus manos


SACRAMENTOS
Afirmar que los sacramentos dispensan la vida divina significa reconocer que más que acciones de los que los celebran, son acciones del Espíritu Santo, que actúa en el Cuerpo de Cristo, que es la Iglesia. Todo lo que se somete a la fuerza del Espíritu se transforma en vida. La gracia, para el cristiano, no es otra cosa, en definitiva, que la participación de la vida divina, don gratuito de Dios.
Ritual de Sacramentos para descargar

El Ángelus

V. El ángel del Señor anunció a María.
R. Y concibió por obra del Espíritu Santo.
Avemaría.

Lc 1, 30 El ángel le dijo: «No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios; 31 vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús. 32 El será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; 33 reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin.»
34 María respondió al ángel: «¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?»
35 El ángel le respondió: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios.

V. He aquí la esclava del Señor;
R. Hágase en mí según tu palabra.
Avemaría.

V. Y el Verbo se hizo carne;
R. Y habitó entre nosotros.
Avemaría.


Mt 26, 26 Mientras comían, Jesús tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo: «Tomen y coman, esto es mi Cuerpo». 27 Después tomó una copa, dio gracias y se la entregó, diciendo: «Beban todos de ella, 28 porque esta es mi Sangre, la Sangre de la Alianza, que se derrama por muchos para la remisión de los pecados.

V. Ruega por nosotros santa Madre de Dios;
R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Jesucristo. Amén

V. Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.


Oremos: Te suplicamos, Señor, que derrames tu gracia en nuestras almas, para que, habiendo conocido el misterio de la Encarnación de tu Hijo, por medio del santo Ángel que se lo anunció a María, podamos por el mérito de su Pasión y Cruz ser conducidos a la gloria de su Resurrección. Te lo pedimos por el mismo Jesucristo nuestro Señor.
R. Amén.



Aconteció el domingo 21.12.14 en la iglesia de la Sagrada Familia. Generalmente cuando entro en una iglesia rezo el Ángelus, aunque con una particularidad. Mirando hacia el Sagrario, o el Santísimo si está expuesto, tras decir que el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, hago memoria de la Consagración Eucarística, a veces en la forma en la que la hace el sacerdote en la santa Misa (mas en las palabras que en los gestos):
El cual (Jesús), cuando iba a ser entregado a su Pasión,
voluntariamente aceptada,
  Toma el pan y, sosteniéndolo un poco elevado sobre el altar, prosigue:
tomó pan;
dándote gracias, lo partió
y lo dio a sus discípulos, diciendo:
Se inclina un poco.
TOMAD Y COMED TODOS DE ÉL,
PORQUE ESTO ES MI CUERPO
QUE SERÁ ENTREGADO POR VOSOTROS.
 Muestra el pan consagrado al pueblo, lo deposita luego sobre la patena y lo adora haciendo genuflexión.
Después prosigue:
Del mismo modo, acabada la cena,
 Toma el cáliz y, sosteniéndolo un poco elevado sobre el altar, prosigue:
tomó el cáliz,
y, dándote gracias de nuevo,
lo pasó a sus discípulos, diciendo:
Se inclina un poco.
TOMAD Y BEBED TODOS DE ÉL,
PORQUE ÉSTE ES EL CÁLIZ DE MI SANGRE,
SANGRE DE LA ALIANZA NUEVA Y ETERNA,
QUE SERÁ DERRAMADA POR VOSOTROS
Y POR TODOS LOS HOMBRES
PARA EL PERDÓN DE LOS PECADOS.
  HACED ESTO EN CONMEMORACIÓN MÍA.
Muestra el cáliz al pueblo, lo deposita luego sobre el corporal y lo adora haciendo genuflexión.

(Éste es el Sacramento de nuestra fe.
R. Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección. ¡Ven, Señor Jesús!)

En esta ocasión al alzar la Hostia era como si una Luz se produjera, también con el Cáliz. Trajo consigo Luz. Fue maravilloso. También había la interferencia de la tentación, la cruz.
El Evangelio era el de la Anunciación, la concepción virginal de María. Hay, por tanto, una correspondencia además con la Palabra.
Últimamente hacia memoria de la imagen de Juan Pablo II consagrando, como la ves en la foto en la que mira el Pan Divino, al rezar el Ángelus. Pues bien, días antes a lo acontecido me encontraba en el Carmen.
Habían sido días de importante cruz. Pero con el bálsamo también de haber visto el día del Padre Claret, en el Inmaculado Corazón de María como unos padres que llevasen a un niño de la mano, interpreté la Sagrada Familia.
Y creo que teniendo esta imagen de san Juan Pablo II, al alzar la Hostia (o Esta fue alzada) vi como un Cristo crucificado vivo que "asociaba" al de la iglesia de san Francisco, exhalando el aliento sobre Ella.
Es por esto que he incorporado esta imagen en la que el sacerdote alza el Pan Divino ante un Cristo crucificado.
En alguna ocasión me había preguntado si esto era así, si es que alguien había tenido una revelación para plasmarlo en un dibujo. Al tener esta experiencia la busqué.
Comenté en otra parte que al rezar por el nuevo párroco de la iglesia de nuestra Señora de Covadonga, por su labor y la impartición de los sacramentos a las personas, el día de la Natividad de nuestra Señora, el 8 de setiembre, de improviso con los ojos cerrados, fue como ver superpuesta al sacerdote la imagen de esta Virgen como una Milagrosa de la que pasaba por sus manos aceite, unción. Ello me produjo una gran esperanza y alegría porque puede dar a entender que independientemente de la dignidad del ministro, María, nuestra Madre actúa y de la manera que lo hace en los Sacramentos.
Posteriormente me pregunté qué ocurría en la Consagración.
Recapitulemos. Cronológicamente, por tanto, la primera visión que tuve, fue la antes indicada de que en el alzamiento, Cristo exhala su aliento en la Cruz en la Hostia y en el Cáliz. El sacrificio en la Cruz es la obra del Amor hasta el extremo y la Redención.
Posteriormente la pregunta ahora era ¿dónde está María en la Consagración?
Tenemos la Santísima Trinidad y.. ¿nos falta María?
La respuesta pareció que se me daba en la iglesia de la Sagrada Familia y con el Evangelio de la Anunciación, el de la concepción virginal de María.
La Redención, la Salvación no se ha producido sin María.
La humanidad de Cristo, procede de María.
María concibe a Jesús virginalmente, sin dejar de ser Ella en su integridad.
Como el rayo de luz que atraviesa el cristal sin menoscabar su materia, sin dejar rastro, ni marca de su paso por el cristal.
El pan y el vino no dejan de ser lo que son en apariencia, materia y en propiedades físicas pero se convierten en el Cuerpo y la Sangre de Cristo, en Cristo Dios y hombre verdadero.
Como en la concepción virginal de María.
Jesús, sin dejar de ser Dios, se convierte, en la concepción virginal de María en ser humano. Dios y hombre verdadero.
En el Cuerpo y la Sangre de Cristo no solo está la divinidad sino también la humanidad de Jesús: su vida, pasión y muerte. La Redención y Salvación.
El Cristo Dios y hombre verdadero que se entrega por nosotros en su carne y por nosotros y por todos los hombres en su sangre.
Muere por todos.
No discrimines, no rechaces, no eches. Auna.
Cristo no vino a juzgar sino a salvarnos, mostrarnos el camino, la verdad y la vida de la salvación.
No dañes a nadie.
Desde antes de los tiempos ya te amaba.
Quiere que todo el mundo se salve.
El aliento en la última cena anunciando lo que iba a ocurrir, y el aliento en la Cruz como sello, obra de la Redención y Salvación.
Palabra encarnada y sellada por la obra de la Redención y Salvación.
Luz y Redención y Salvación.

Ahora vemos como en un espejo.
Hoy mismo 30.12.14 he recordado que hace un tiempo vi a un sacerdote joven alzando en la iglesia de san Lorenzo el Cuerpo y el Cáliz con la Sangre del Señor, y la figura del sacerdote me recordaba a la de un ángel. A san Esteban, antes de su martirio le vieron como a un ángel.
Hch 6, 15 "vieron que el rostro de Esteban parecía el de un ángel."
En otras ocasiones, el sacerdote alzaba la hostia y su figura era el de la Custodia con el Santísimo en sus manos.
"No podemos alcanzar ni recibir nada de Dios que no sea por ministerio de los Ángeles. Toda gracia viene del Corazón Sacratísimo de Jesús, que es la Fuente de la Vida Eterna, y va al Corazón Inmaculado de María; que es como el Océano, la Tesorera, y de Ella, como Madre dispensadora, nos llegan las gracias a nosotros por medio de los Ángeles, que son los canales o nuestros hermanos mayores".
(Transcripción de un párrafo de unas fotocopias que tratan sobre la importancia de los ángeles. Pone, en la fotocopia, abajo a la izquierda página 8 María Mensajera – Nº 363 Septiembre-Octubre 2011, firmado por Juan Sánchez-Ventura)

Por supuesto que todo esto se somete a lo que dice la Biblia y el Catecismo.
Procuramos animar, alentar de la manera que somos animados, alentados por el Señor.
Que el Espíritu Santo acreciente la Fe, la Esperanza y la Caridad.
El amor a la Iglesia, a sus sacramentos.
Animo a perseverar.
Ninguna oración o sacrificio se pierde, al final tiene su fruto.
El Señor nos muestra cosas maravillosas, como son sus Sacramentos.
Tras un tiempo en que parece que predomina el padecer procurando serle fiel, todo se puede convertir en Gracia.
El rezo del Ángelus debe ser algo maravilloso en el Cielo en unión con los que lo rezamos en la tierra.
Quién sabe si cada hora terrenal es refrendada por el Ángelus en el Cielo.
Como con el Santo recogido en Isaías 6, 3 y en el Apocalipsis:
Apocalipsis 4, 8 Los cuatro Vivientes tienen = cada uno seis alas, = están = llenos de ojos todo alrededor = y por dentro, y repiten sin descanso día y noche: = «Santo, Santo, Santo, Señor, Dios Todopoderoso, = “Aquel que era, que es y que va a venir”.» 9 Y cada vez que los Vivientes dan gloria, honor y acción de gracias al que está sentado en el trono y = vive por los siglos de los siglos, = 10 los veinticuatro Ancianos se postran ante el que está sentado en el trono y adoran al que = vive por los siglos de los siglos, = y arrojan sus coronas delante del trono diciendo: 11 «Eres digno, Señor y Dios nuestro, de recibir la gloria, el honor y el poder, porque tú has creado el universo; por tu voluntad, no existía y fue creado.»
Bueno, los domingos a las 12 en Roma, esperarán a que el Papa (y los que nos unimos a sus plegarias lo rece, o lo harán dos veces: a la hora y cuando lo hace el Papa).
Uno de los mejores antídotos contra el mal, es la inocencia. Es una Gracia.
Somos siervos inútiles que hicimos lo que teníamos que hacer. En misión.
Dios solo te pide que Le seas fiel, Le honres, que Le ames, así como a toda persona.
Siembra amor; no odio. No conspires.
Unidad, no desunión.
Dios te ama con locura.
¿Por qué el Amor es tan poco amado, honrado, glorificado?
CATECISMO
1323 "Nuestro Salvador, en la última Cena, la noche en que fue entregado, instituyó el sacrificio eucarístico de su cuerpo y su sangre para perpetuar por los siglos, hasta su vuelta, el sacrificio de la cruz y confiar así a su Esposa amada, la Iglesia, el memorial de su muerte y resurrección, sacramento de piedad, signo de unidad, vínculo de amor, banquete pascual en el que se recibe a Cristo, el alma se llena de gracia y se nos da una prenda de la gloria futura" (SC 47).
1324 La Eucaristía es "fuente y cima de toda la vida cristiana" (LG 11). "Los demás sacramentos, como también todos los ministerios eclesiales y las obras de apostolado, están unidos a la Eucaristía y a ella se ordenan. La sagrada Eucaristía, en efecto, contiene todo el bien espiritual de la Iglesia, es decir, Cristo mismo, nuestra Pascua" (PO 5).

1327 En resumen, la Eucaristía es el compendio y la suma de nuestra fe …

1329 … todos los que comen de este único pan, partido, que es Cristo, entran en comunión con él y forman un solo cuerpo en él …
1330 … Santísimo Sacramento porque es el Sacramento de los Sacramentos …

1333 En el corazón de la celebración de la Eucaristía se encuentran el pan y el vino que, por las palabras de Cristo y por la invocación del Espíritu Santo, se convierten en el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Fiel a la orden del Señor, la Iglesia continúa haciendo, en memoria de él, hasta su retorno glorioso, lo que él hizo la víspera de su pasión: "Tomó pan...", "tomó el cáliz lleno de vino...". Al convertirse misteriosamente en el Cuerpo y la Sangre de Cristo…

El desarrollo de la celebración

1348 Todos se reúnen. Los cristianos acuden a un mismo lugar para la asamblea eucarística. A su cabeza está Cristo mismo que es el actor principal de la Eucaristía. El es sumo sacerdote de la Nueva Alianza. El mismo es quien preside invisiblemente toda celebración eucarística. Como representante suyo, el obispo o el presbítero (actuando "in persona Christi capitis") preside la asamblea, toma la palabra después de las lecturas, recibe las ofrendas y dice la plegaria eucarística. Todos tienen parte activa en la celebración, cada uno a su manera: los lectores, los que presentan las ofrendas, los que dan la comunión, y el pueblo entero cuyo "Amén" manifiesta su participación.

1353 – …. la Iglesia pide al Padre que envíe su Espíritu Santo (o el poder de su bendición (cf MR, canon romano, 90) sobre el pan y el vino, para que se conviertan por su poder, en el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo, y que quienes toman parte en la Eucaristía sean un solo cuerpo y un solo espíritu ……;

– en el relato de la institución, la fuerza de las palabras y de la acción de Cristo y el poder del Espíritu Santo hacen sacramentalmente presentes bajo las especies de pan y de vino su Cuerpo y su Sangre, su sacrificio ofrecido en la cruz de una vez para siempre;
1354 – en la anámnesis que sigue, la Iglesia hace memoria de la pasión, de la resurrección y del retorno glorioso de Cristo Jesús; presenta al Padre la ofrenda de su Hijo que nos reconcilia con él;

– en las intercesiones, la Iglesia expresa que la Eucaristía se celebra en comunión con toda la Iglesia del cielo y de la tierra, de los vivos y de los difuntos, y en comunión con los pastores de la Iglesia, el Papa, el obispo de la diócesis, su presbiterio y sus diáconos y todos los obispos del mundo entero con sus iglesias.
1355 En la comunión, precedida por la oración del Señor y de la fracción del pan, los fieles reciben "el pan del cielo" y "el cáliz de la salvación", el Cuerpo y la Sangre de Cristo que se entregó "para la vida del mundo" (Jn 6,51):

1357 Cumplimos este mandato del Señor celebrando el memorial de su sacrificio. Al hacerlo, ofrecemos al Padre lo que él mismo nos ha dado: los dones de su Creación, el pan y el vino, convertidos por el poder del Espíritu Santo y las palabras de Cristo, en el Cuerpo y la Sangre del mismo Cristo: Así Cristo se hace real y misteriosamente presente
1358 Por tanto, debemos considerar la Eucaristía

– como acción de gracias y alabanza al Padre
– como memorial del sacrificio de Cristo y de su Cuerpo,
– como presencia de Cristo por el poder de su Palabra y de su Espíritu.

1365 Por ser memorial de la Pascua de Cristo, la Eucaristía es también un sacrificio. El carácter sacrificial de la Eucaristía se manifiesta en las palabras mismas de la institución: "Esto es mi Cuerpo que será entregado por vosotros" y "Esta copa es la nueva Alianza en mi sangre, que será derramada por vosotros" (Lc 22,19-20). En la Eucaristía, Cristo da el mismo cuerpo que por nosotros entregó en la cruz, y la sangre misma que "derramó por muchos para remisión de los pecados" (Mt 26,28).
1366 La Eucaristía es, pues, un sacrificio porque representa (= hace presente) el sacrificio de la cruz, porque es su memorial y aplica su fruto:
(Cristo), nuestro Dios y Señor, se ofreció a Dios Padre una vez por todos, muriendo como intercesor sobre el altar de la cruz, a fin de realizar para ellos (los hombres) una redención eterna. Sin embargo, como su muerte no debía poner fin a su sacerdocio (Hb 7,24.27), en la última Cena, "la noche en que fue entregado" (1 Co 11,23), quiso dejar a la Iglesia, su esposa amada, un sacrificio visible (como lo reclama la naturaleza humana), donde sería representado el sacrificio sangriento que iba a realizarse una única vez en la cruz cuya memoria se perpetuaría hasta el fin de los siglos (1 Co 11,23) y cuya virtud saludable se aplicaría a la redención de los pecados que cometemos cada día (Cc. de Trento: DS 1740).


1367 El sacrificio de Cristo y el sacrificio de la Eucaristía son, pues, un único sacrificio: "Es una y la misma víctima, que se ofrece ahora por el ministerio de los sacerdotes, que se ofreció a si misma entonces sobre la cruz. Sólo difiere la manera de ofrecer"
….
"Y puesto que en este divino sacrificio que se realiza en la Misa, se contiene e inmola incruentamente el mismo Cristo que en el altar de la cruz "se ofreció a sí mismo una vez de modo cruento"; …este sacrificio [es] verdaderamente propiciatorio"

1368 La Eucaristía es igualmente el sacrificio de la Iglesia. La Iglesia, que es el Cuerpo de Cristo, participa en la ofrenda de su Cabeza. Con él, ella se ofrece totalmente. Se une a su intercesión ante el Padre por todos los hombres. En la Eucaristía, el sacrificio de Cristo es también el sacrificio de los miembros de su Cuerpo. La vida de los fieles, su alabanza, su sufrimiento, su oración y su trabajo se unen a los de Cristo y a su total ofrenda, y adquieren así un valor nuevo. El sacrificio de Cristo, presente sobre el altar, da a todas las generaciones de cristianos la posibilidad de unirse a su ofrenda.

………..
1369 …. Por medio del ministerio de los presbíteros, se realiza a la perfección el sacrificio espiritual de los fieles en unión con el sacrificio de Cristo, único Mediador. Este, en nombre de toda la Iglesia, por manos de los presbíteros, se ofrece incruenta y sacramentalmente en la Eucaristía, hasta que el Señor venga (PO 2).

1370 A la ofrenda de Cristo se unen no sólo los miembros que están todavía aquí abajo, sino también los que están ya en la gloria del cielo: La Iglesia ofrece el sacrificio eucarístico en comunión con la santísima Virgen María y haciendo memoria de ella así como de todos los santos y santas. En la Eucaristía, la Iglesia, con María, está como al pie de la cruz, unida a la ofrenda y a la intercesión de Cristo.
1372 …… es ofrecida a Dios como un sacrificio universal por el Sumo Sacerdote que, bajo la forma de esclavo, llegó a ofrecerse por nosotros en su pasión, para hacer de nosotros el cuerpo de una tan gran Cabeza...Tal es el sacrificio de los cristianos: "siendo muchos, no formamos más que un sólo cuerpo en Cristo" (Rm 12,5). Y este sacrificio, la Iglesia no cesa de reproducirlo en el Sacramento del altar bien conocido de los fieles, donde se muestra que en lo que ella ofrece se ofrece a sí misma (civ. 10,6).

1373 "Cristo Jesús que murió, resucitó, que está a la derecha de Dios e intercede por nosotros" (Rm 8,34), está presente de múltiples maneras en su Iglesia (cf LG 48): en su Palabra, en la oración de su Iglesia, "allí donde dos o tres estén reunidos en mi nombre" (Mt 18,20), en los pobres, los enfermos, los presos (Mt 25,31-46), en los sacramentos de los que él es autor, en el sacrificio de la misa y en la persona del ministro. Pero, "sobre todo, (está presente) bajo las especies eucarísticas" (SC 7).
1374 … En el santísimo sacramento de la Eucaristía están "contenidos verdadera, real y substancialmente" el Cuerpo y la Sangre junto con el alma y la divinidad de nuestro Señor Jesucristo, y, por consiguiente, Cristo entero"

1375 Mediante la conversión del pan y del vino en su Cuerpo y Sangre, Cristo se hace presente en este sacramento. …… eficacia de la Palabra de Cristo y de la acción del Espíritu Santo para obrar esta conversión. …..

No es el hombre quien hace que las cosas ofrecidas se conviertan en Cuerpo y Sangre de Cristo, sino Cristo mismo que fue crucificado por nosotros. El sacerdote, figura de Cristo, pronuncia estas palabras, pero su eficacia y su gracia provienen de Dios. Esto es mi Cuerpo, dice. Esta palabra transforma las cosas ofrecidas (Prod. Jud. 1,6).
1377 La presencia eucarística de Cristo comienza en el momento de la consagración y dura todo el tiempo que subsistan las especies eucarísticas. Cristo está todo entero presente en cada una de las especies y todo entero en cada una de sus partes, de modo que la fracción del pan no divide a Cristo

1378 El culto de la Eucaristía. En la liturgia de la misa expresamos nuestra fe en la presencia real de Cristo bajo las especies de pan y de vino, entre otras maneras, arrodillándonos o inclinándonos profundamente en señal de adoración al Señor. "La Iglesia católica ha dado y continua dando este culto de adoración que se debe al sacramento de la Eucaristía no solamente durante la misa, sino también fuera de su celebración: conservando con el mayor cuidado las hostias consagradas, presentándolas a los fieles para que las veneren con solemnidad, llevándolas en procesión" (MF 56).

1379 El Sagrario (tabernáculo) estaba primeramente destinado a guardar dignamente la Eucaristía para que pudiera ser llevada a los enfermos y ausentes fuera de la misa. Por la profundización de la fe en la presencia real de Cristo en su Eucaristía, la Iglesia tomó conciencia del sentido de la adoración silenciosa del Señor presente bajo las especies eucarísticas. Por eso, el sagrario debe estar colocado en un lugar particularmente digno de la iglesia; debe estar construido de tal forma que subraye y manifieste la verdad de la presencia real de Cristo en el santo sacramento.

1380 La Iglesia y el mundo tienen una gran necesidad del culto eucarístico. Jesús nos espera en este sacramento del amor. No escatimemos tiempo para ir a encontrarlo en la adoración, en la contemplación llena de fe y abierta a reparar las faltas graves y delitos del mundo. No cese nunca nuestra adoración.

1396 La unidad del Cuerpo místico: La Eucaristía hace la Iglesia. Los que reciben la Eucaristía se unen más estrechamente a Cristo. Por ello mismo, Cristo los une a todos los fieles en un solo cuerpo: la Iglesia. La comunión renueva, fortifica, profundiza esta incorporación a la Iglesia realizada ya por el Bautismo. En el Bautismo fuimos llamados a no formar más que un solo cuerpo (cf 1 Co 12,13). La Eucaristía realiza esta llamada: "El cáliz de bendición que bendecimos ¿no es acaso comunión con la sangre de Cristo? y el pan que partimos ¿no es comunión con el Cuerpo de Cristo? Porque aun siendo muchos, un solo pan y un solo cuerpo somos, pues todos participamos de un solo pan" (1 Co 10,16-17):

Si vosotros mismos sois Cuerpo y miembros de Cristo, sois el sacramento que es puesto sobre la mesa del Señor, y recibís este sacramento vuestro. Respondéis "Amén" (es decir, "sí", "es verdad") a lo que recibís, con lo que, respondiendo, lo reafirmáis. Oyes decir "el Cuerpo de Cristo", y respondes "amén". Por lo tanto, se tú verdadero miembro de Cristo para que tu "amén" sea también verdadero (S. Agustín, serm. 272).
1397 La Eucaristía entraña un compromiso en favor de los pobres: Para recibir en la verdad el Cuerpo y la Sangre de Cristo entregados por nosotros debemos reconocer a Cristo en los más pobres, sus hermanos (cf Mt 25,40):
1405 De esta gran esperanza, la de los cielos nuevos y la tierra nueva en los que habitará la justicia (cf 2 P 3,13), no tenemos prenda más segura, signo más manifiesto que la Eucaristía. En efecto, cada vez que se celebra este misterio, "se realiza la obra de nuestra redención" (LG 3) y "partimos un mismo pan que es remedio de inmortalidad, antídoto para no morir, sino para vivir en Jesucristo para siempre" (S. Ignacio de Antioquía, Eph 20,2).


05.01.2015 El aliento del Crucificado, del Redentor, del Salvador crea las cosas como nuevas.
Jn 6, 51 Yo (Jesucristo) soy el pan vivo, bajado del cielo. Si uno come de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo le voy a dar, es mi carne por la vida del mundo.»

Génesis 2, 4-7…Cuando el Señor Dios hizo la tierra y el cielo, aún no había ningún arbusto del campo sobre la tierra ni había brotado ninguna hierba, porque el Señor Dios no había hecho llover sobre la tierra. Tampoco había ningún hombre para cultivar el suelo, pero un manantial surgía de la tierra y regaba toda la superficie del suelo. Entonces el Señor Dios modeló al hombre con arcilla del suelo y sopló en su nariz un aliento de vida. Así el hombre se convirtió en un ser viviente.

Isaías 43, 18-19 ¿No os acordáis de lo pasado, ni caéis en la cuenta de lo antiguo?
Pues bien, he aquí que yo lo renuevo: ya está en marcha, ¿no lo reconocéis? Sí, pongo en el desierto un camino, ríos en el páramo.

Eclesiastés 3, 11 Él ha hecho todas las cosas apropiadas a su tiempo; también ha puesto el mundo en sus corazones, sin que el hombre llegue a descubrir la obra que Dios ha hecho de principio a fin.

Rom 1, 20 Porque lo invisible de Dios, desde la creación del mundo, se deja ver a la inteligencia a través de sus obras: su poder eterno y su divinidad, de forma que son inexcusables.
Me ha venido a la mente lo siguiente: hace unos cuantos meses estaba rezando por la vida de los no nacidos. Cerca de mí debía haber algún acto importante. Furgones policiales y policías. De repente tuve la visión como de un confesionario al que acudían a confesarse policías. Había como una luz.
"Yo hago como nuevas todas las cosas"; "Tú eres mi hijo, yo te he engendrado hoy": dice el Señor.
He ahí la fuerza de los Sacramentos.
Confía en los Sacramentos.

Lectura del misal de Navidad para el 11 de enero
El Espíritu, el agua y la sangre

Lectura de la primera carta del apóstol san Juan 5, 5-6. 8-13

Queridos hijos: ¿Quién es el que vence al mundo? Sólo el que cree que Jesús es el Hijo de Dios.
Jesucristo se manifestó por medio del agua y de la sangre; él vino, no sólo con agua, sino con agua y con sangre. Y el Espíritu es el que da testimonio, porque el Espíritu es la verdad. Así pues, los testigos son tres: el Espíritu, el agua y la sangre.
Y los tres están de acuerdo.
Si aceptamos el testimonio de los hombres, el testimonio de Dios vale mucho más y ese testimonio es el que Dios ha dado de su Hijo.
El que cree en el Hijo de Dios tiene en sí ese testimonio. El que no le cree a Dios, hace de él un mentiroso, porque no cree en el testimonio que Dios ha dado de su Hijo. Y el testimonio es éste:
Que Dios nos ha dado la vida eterna y esa vida está en su Hijo. Quien tiene al Hijo, tiene la vida; quien no tiene al Hijo, no tiene la vida.
A ustedes, los que creen en el nombre del Hijo de Dios, les he escrito estas cosas para que sepan que tienen la vida eterna.

Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.


REZA EL SANTO ROSARIO*