CUARESMA








Empieza el Miércoles de Ceniza y termina el Domingo llamado de Pasión. Durante él se prescribe el ayuno, entre otros motivos, para imitar el ayuno de Jesucristo en el desierto.
En la vida privada y pública quiere la Iglesia que los fieles vivan con más austeridad. Es tiempo de más piedad, oración y penitencia, y sobre todo, más apto para la instrucción religiosa.
De este modo nos podemos preparar a las alegrías de la Resurrección de Jesucristo, con la penitencia, purificándonos de nuestros pecados, con el recogimiento, renovándonos en nuestra vida interior; y con la docilidad a la palabra divina, instruyéndonos en las verdades de la fe (Del Misal del P. Vicente Molina S.J. de 1947).

¿Sábeis qué ayuno quiero yo?, dice el Señor, Yavé:
Romper las ataduras de iniquidad, deshacer los haces opresores, dejar libres a los oprimidos y quebrantar todo yugo; partir tu pan con el hambriento, albergar al pobre sin abrigo, vestir al desnudo y no volver tu rostro ante tu hermano.
Entonces brotará tu luz como la aurora, y pronto germinará tu curación e irá delante de ti tu justicia, y detrás la gloria de Yavé. Entonces llamarás, y Yavé te oirá; le invocarás, y Él dirá: Heme aquí.
Cuando quites de ti el yugo, el gesto amenazador y el hablar altanero; cuando des de tu pan al hambriento y sacies el alma indigente, brillará tu luz en la oscuridad, y tus tinieblas serán cual mediodía.
Yavé será siempre tu pastor, y en el desierto hartará tu alma y dará vigor a tus huesos.
Serás como huerto regado, como fuente de aguas que no se agotan; y serán edificadas por ti las antiguas ruinas, y alzarás los cimientos de generaciones y generaciones, y te llamarán reparador de brechas y restaurador de sendas para habitar (Isaías 58, 6-12).

Toma tu cruz, y sigueme Yo te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque ocultaste estas cosas a los sabios y discretos y las revelaste a los pequeñuelos. Sí, Padre, porque así te plugo.
Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo sino el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo quisiera revelárselo.
Venid a mi todos los que estáis fatigados y cargados, que yo os aliviaré.
Tomad sobre vosotros mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallaréis descanso para vuestras almas, pues mi yugo es blando y mi carga ligera. (San Mateo 11, 25-30).
El que quiera venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame.
Pues el que quiera salvar su vida, la perderá; y el que pierda su vida por mí, la hallará.
Y ¿qué aprovecha al hombre ganar todo el mundo si pierde su alma? ¿O qué podrá dar el hombre a cambio de su alma? (San Mateo 16, 24-26)

San Juan 15, 1Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el viñador. 2Todo sarmiento que en mí no lleve fruto, lo cortará; y todo el que dé fruto, lo podará, para que dé más fruto. 3Vosotros estáis ya limpios por la palabra que os he hablado; 4permaneced en mí y yo en vosotros.
Como el sarmiento no puede dar fruto de sí mismo si no permaneciere en la vid, tampoco vosotros si no permanecieréis en mí.
5Yo soy la vid. Vosotros los sarmientos. 6El que permanece en mí y yo en Él, ése da mucho fruto, porque sin mí no podéis hacer nada.
El que no permanece en mí es echado fuera, como el sarmiento, y se seca, y los amontonan y los arrojan al fuego para que ardan.
7Si permenecéis en mí y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que quisiereis, y se os dará. 8En esto será glorificado mi Padre, en que deis mucho fruto, y así seréis discípulos míos. 9Como el Padre me amó, yo también os he amado; permaneced en mi amor. 10Si guardareis mis preceptos, permaneceréis en mi amor, como yo guardé los preceptos de mi Padre y permanezco en su amor.
11Esto os lo digo para que yo me goce en vosotros y vuestro gozo sea cumplido.
12Este es mi precepto: que os améis unos a otros como yo os he amado.
13Nadie tiene amor mayor que éste de dar la vida por sus amigos.
14Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que os mando.

Toma tu cruz, y sigueme Isaías 52, 13He aquí que mi siervo prosperará, será elevado, ensalzado y puesto muy alto.
14Como de él se pasmaron muchos, tan desfigurado estaba su aspecto que no parecía ser de hombre, 15así se admirarán muchos pueblos y los reyes cerrarán ante Él su boca, porque vieron lo que no se les había contado y comprendieron lo que no habían oído.
Isaías 53, 1¿Quién creerá lo que hemos oído? ¿A quién fue revelado el brazo de Yavé?
2Sube ante él como un retoño, como raíz de tierra árida.
No hay en el parecer, no hay hermosura para que le miremos, ni apariencia para que en él nos complazcamos.
3Despreciado y abandonado de los hombres, varón de dolores y familiarizado con el sufrimiento, y como uno ante el cual se oculta el rostro, menospreciado sin que le tengamos en cuenta.
4Pero fue Él ciertamente quien soportó nuestros sufrimientos y cargó con nuestros dolores, mientras que nosotros le tuvimos por castigado, herido por Dios y abatido.
5Fue traspasado por nuestras iniquidades y molido por nuestros pecados.
El castigo de nuestra paz fue sobre Él, y en sus llagas hemos sido curados.
6Todos nosotros andábamos errantes como ovejas, siguiendo cada uno su camino, y Yavé cargó sobre Él la iniquidad de todos nosotros.
7Maltratado, mas Él se sometió, no abrió la boca, como cordero llevado al matadero, como oveja muda ante los trasquiladores.
8Fue arrebatado por un juicio inicuo, sin que nadie defendiera su causa, pues fue arrancado de la tierra de los vivientes y herido de muerte por el crimen de su pueblo.
9 Dispuesta estaba entre los impíos su sepultura, y fue en la muerte igualado a los malhechores, a pesar de no haber cometido maldad ni haber mentira en su boca.
10Quiso Yavé quebrantarle con padecimientos.
Ofreciendo su vida en sacrificio por el pecado, verá descendencia que prolongará sus días, y el deseo de Yavé prosperará en sus manos.
11Por la fatiga de su alma verá y se saciará de su conocimiento.
El Justo, mi Siervo, justificará a muchos y cargará con las iniquidades de ellos.
12Por eso yo le daré por parte suya muchedumbres, y dividirá la presa con los poderosos por haberse entregado a la muerte y haber sido contado entre los pecadores, llevando sobre si los pecados de muchos e intercediendo por los pecadores.

San Juan 13, 34«Os doy un mandamiento nuevo: que os améis los unos a los otros. Que, como yo os he amado, así os améis también vosotros los unos a los otros.
35En esto conocerán todos que sois discípulos míos: si os tenéis amor los unos a los otros».

San Juan 14, 23«Si alguno me ama, guardará mi Palabra, y mi Padre le amará, y vendremos a él y en él haremos morada».

Salmo 21
El siervo de Dios sufriente ora, y Dios le responde
A media tarde, Jesús gritó: «Elí,
Elí, lamá sabaktani» (Mt 27, 46)
Corresponde al VIERNES III de la hora intermedia
Ant. Lo vimos despreciado, como un hombre de dolores, acostumbrado a sufrimientos.
I

Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?;
a pesar de mis gritos, mi oración no te alcanza.
 
Dios mío, de día te grito, y no respondes;
de noche, y no me haces caso;
aunque tú habitas en el santuario,
esperanza de Israel.
 
En ti confiaban nuestros padres;
confiaban, y los ponías a salvo;
a ti gritaban, y quedaban libres;
en ti confiaban, y no los defraudaste.
 
Pero yo soy un gusano, no un hombre,
vergüenza de la gente, desprecio del pueblo;
al verme, se burlan de mí,
hacen visajes, menean la cabeza:
«Acudió al Señor, que lo ponga a salvo;
que lo libre, si tanto lo quiere.»
 
Tú eres quien me sacó del vientre,
me tenías confiado en los pechos de mi madre;
desde el seno pasé a tus manos,
desde el vientre materno tú eres mi Dios.
No te quedes lejos, que el peligro está cerca
y nadie me socorre.
 
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

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Tercia
LECTURA BREVE Rm 1, 16b. 17
    El Evangelio es la fuerza de salvación de Dios para todo el que cree. Porque en Él se revela la justicia salvadora de Dios para los que creen, en virtud de su fe, como dice la Escritura: «El justo vivirá por su fe.»
 
Ant. Se repartieron las ropas de Jesús, echándolas a suerte.
 
II

Me acorrala un tropel de novillos,
me cercan toros de Basán;
abren contra mí las fauces
leones que descuartizan y rugen.
 
Estoy como agua derramada,
tengo los huesos descoyuntados;
mi corazón, como cera,
se derrite en mis entrañas;
 
mi garganta está seca como una teja,
la lengua se me pega al paladar;
me aprietas contra el polvo de la muerte.
 
Me acorrala una jauría de mastines,
me cerca una banda de malhechores;
me taladran las manos y los pies,
puedo contar mis huesos.
 
Ellos me miran triunfantes,
se reparten mi ropa,
echan a suerte mi túnica.
 
Pero tú, Señor, no te quedes lejos;
fuerza mía, ven corriendo a ayudarme.
Líbrame a mí de la espada,
y a mi única vida, de la garra del mastín;
sálvame de las fauces del león;
a este pobre, de los cuernos del búfalo.
 
Contaré tu fama a mis hermanos,
en medio de la asamblea te alabaré.
 
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

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Sexta
LECTURA BREVE Rm 3, 21-22ª
   Ahora la justicia de Dios, atestiguada por la ley y los profetas, se ha manifestado independientemente de la ley. Por la fe en Jesucristo viene la justicia de Dios a todos los que creen, sin distinción alguna.

Ant. En la presencia del Señor se postrarán las familias de los pueblos.

III

Fieles del Señor, alabadlo;
linaje de Jacob, glorificadlo;
temedlo, linaje de Israel.
 
Porque no ha sentido desprecio ni repugnancia
hacia el pobre desgraciado;
no le ha escondido su rostro:
cuando pidió auxilio, le escuchó.
 
Él es mi alabanza en la gran asamblea,
cumpliré mis votos delante de sus fieles.
Los desvalidos comerán hasta saciarse,
alabarán al Señor los que lo buscan:
viva su corazón por siempre.
 
Lo recordarán y volverán al Señor
hasta de los confines del orbe;
en su presencia se postrarán
las familias de los pueblos.
 
Porque del Señor es el reino,
Él gobierna a los pueblos.
Ante Él se postrarán las cenizas de la tumba,
ante Él se inclinarán los que bajan al polvo
 
Me hará vivir para Él, mi descendencia le servirá,
hablarán del Señor a la generación futura,
contarán su justicia al pueblo que ha de nacer:
todo lo que hizo el Señor.
 
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

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Nona
LECTURA BREVE Ef 2, 8-9
   Estáis salvados por la gracia y mediante la fe. Y no se debe a vosotros, sino que es un don de Dios; y tampoco se debe a las obras, para que nadie pueda presumir.
Lecturas breves del Viernes V de Cuaresma

TERCIA   Is 53, 2-3
Creció entre nosotros como un débil brote, como raíz en tierra árida. Lo vimos sin aspecto atrayente, sin gracia ni belleza, despreciado y rechazado por los hombres, como varón de dolores, acostumbrado a los sufrimientos, ante el cual se desvía la mirada, discriminado y desestimado.
SEXTA   Is 53, 4-5
Él soportó nuestros sufrimientos y aguantó nuestros dolores: nosotros lo estimamos leproso, herido de Dios y humillado: pero él fue herido por nuestras rebeldías, triturado por nuestros crímenes. Él soportó el castigo que nos trae la paz, por sus llagas hemos sido curados.
NONA   Is 53, 6-7
Todos errábamos como ovejas, cada uno siguiendo su camino; y el Señor cargó sobre él todos nuestros crímenes. Maltratado, voluntariamente se humillaba y no abría la boca: como cordero llevado al matadero, como oveja ante el esquilador, enmudecía y no abría la boca.
El Salmo y las lecturas de Isaías son del Antiguo Testamento. El Señor, sabiendo lo que le esperaba, aún así, se anonadó, se hizo hombre dispuesto a cumplir con lo que estaba escrito y solo por AMOR, para salvar a la humanidad, vino a servirla. Y para que esta pudiera llamar a Dios Padre.
Salvar y Compartir Su Amor haciéndonos hijos de Dios, hermanos, amigos.
¿Y tú? ¿Qué estás dispuesto a hacer por quién tanto te ama?

Sábado Santo
SEGUNDA LECTURA
De una antigua Homilía sobre el santo y grandioso Sábado (PG 43, 439. 451. 462-463)

EL DESCENSO DEL SEÑOR A LA REGIÓN DE LOS MUERTOS
    ¿Qué es lo que pasa? Un gran silencio se cierne hoy sobre la tierra; un gran silencio y una gran soledad. Un gran silencio, porque el Rey está durmiendo; la tierra está temerosa y no se atreve a moverse, porque el Dios hecho hombre se ha dormido y ha despertado a los que dormían desde hace siglos. El Dios hecho hombre ha muerto y ha puesto en movimiento a la región de los muertos.
    En primer lugar, va a buscar a nuestro primer padre, como a la oveja perdida. Quiere visitar a los que yacen sumergidos en las tinieblas y en las sombras de la muerte; Dios y su Hijo van a liberar de los dolores de la muerte a Adán, que está cautivo, y a Eva, que está cautiva con él.
    El Señor hace su entrada donde están ellos, llevando en sus manos el arma victoriosa de la cruz. Al verlo, Adán, nuestro primer padre, golpeándose el pecho de estupor, exclama, dirigiéndose a todos: «Mi Señor está con todos vosotros.» Y responde Cristo a Adán: «y con tu espíritu.» Y, tomándolo de la mano, lo levanta, diciéndole: «Despierta, tú que duermes, y levántate de entre los muertos y te iluminará Cristo.
    Yo soy tu Dios, que por ti me hice hijo tuyo, por ti y por todos estos que habían de nacer de ti; digo, ahora, y ordeno a todos los que estaban en cadenas: "Salid", y a los que estaban en tinieblas: "Sed iluminados", y a los que estaban adormilados: "Levantaos."
    Yo te lo mando: Despierta, tú que duermes; porque yo no te he creado para que estuvieras preso en la región de los muertos. Levántate de entre los muertos; yo soy la vida de los que han muerto. Levántate, obra de mis manos; levántate, mi efigie, tú que has sido creado a imagen mía. Levántate, salgamos de aquí; porque tú en mí y yo en ti somos una sola cosa.
    Por ti, yo, tu Dios, me he hecho hijo tuyo; por ti, siendo Señor, asumí tu misma apariencia de esclavo; por ti, yo, que estoy por encima de los cielos, vine a la tierra, y aun bajo tierra; por ti, hombre, vine a ser como hombre sin fuerzas, abandonado entre los muertos; por ti, que fuiste expulsado del huerto paradisíaco, fui entregado a los judíos en un huerto y sepultado en un huerto.
    Mira los salivazos de mi rostro, que recibí, por ti, para restituirte el primitivo aliento de vida que inspiré en tu rostro. Mira las bofetadas de mis mejillas, que soporté para reformar a imagen mía tu aspecto deteriorado. Mira los azotes de mi espalda, que recibí para quitarte de la espalda el peso de tus pecados. Mira mis manos, fuertemente sujetas con clavos en el árbol de la cruz, por ti, que en otro tiempo extendiste funestamente una de tus manos hacia el árbol prohibido.
    Me dormí en la cruz, y la lanza penetró en mi costado, por ti, de cuyo costado salió Eva, mientras dormías allá en el paraíso. Mi costado ha curado el dolor del tuyo. Mi sueño te sacará del sueño de la muerte. Mi lanza ha reprimido la espada de fuego que se alzaba contra ti.
    Levántate, vayámonos de aquí. El enemigo te hizo salir del paraíso; yo, en cambio, te coloco no ya en el paraíso, sino en el trono celestial. Te prohibí comer del simbólico árbol de la vida; mas he aquí que yo, que soy la vida, estoy unido a ti. Puse a los ángeles a tu servicio, para que te guardaran; ahora hago que te adoren en calidad de Dios.
    Tienes preparado un trono de querubines, están dispuestos los mensajeros, construido el tálamo, preparado el banquete, adornados los eternos tabernáculos y mansiones, a tu disposición el tesoro de todos los bienes, y preparado desde toda la eternidad el reino de los cielos.»

Responsorio
R. ¡Se fue nuestro Pastor, la fuente de agua viva! A su paso el sol se oscureció. Hoy fue por él capturado el que tenía cautivo al primer hombre. * Hoy nuestro Salvador rompió las puertas y cerrojos de la muerte.

V. Demolió las prisiones del abismo y destrozó el poder del enemigo.

R. Hoy nuestro Salvador rompió las puertas y cerrojos de la muerte.

Oración
Dios todopoderoso, cuyo Unigénito descendió al lugar de los muertos y salió victorioso del sepulcro, te pedimos que concedas a todos tus fieles, sepultados con Cristo por el bautismo, resucitar también con él a la vida eterna. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
R. Amén.






La Pasión
Vía Crucis

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