PRIMER MISTERIO. Honremos al Espíritu Santo y adoremos al amor sustancial que procede del Padre y del Hijo y los une en una Caridad infinita y eterna.
Luego diez veces:
Ven, Espíritu Santo, llena los corazones
de tus fieles.
Y enciende en ellos el fuego de tu amor.
SEGUNDO MISTERIO. Honremos la operación del Espíritu Santo y adorémosle, porque hizo Inmaculada a María en su Concepción y la santificó con la plenitud de su gracia.
Ven, Espíritu Santo, llena los corazones
de tus fieles.
Y enciende en ellos el fuego de tu amor.
(10 veces).
TERCER MISTERIO. Honremos la operación del Espíritu Santo y adorémosle, porque hizo a la Santísima Virgen, Madre del Verbo divino en el Misterio de la Encarnación.
Ven, Espíritu Santo, llena los corazones
de tus fieles.
Y enciende en ellos el fuego de tu amor. (10 veces).
CUARTO MISTERIO. Honremos la operación del Espíritu Santo y adorémosle, porque dio la vida a la Iglesia en el día glorioso de Pentecostés.
Ven, Espíritu Santo, llena los corazones
de tus fieles.
Y enciende en ellos el fuego de tu amor. (10 veces).
QUINTO MISTERIO. Honremos la operación del Espíritu Santo y adorémosle, porque reside de una manera permanente en la Iglesia y la asiste, según la promesa divina, hasta la consumación de los siglos.
Ven, Espíritu Santo, llena los corazones
de tus fieles.
Y enciende en ellos el fuego de tu amor.
(10 veces).
SEXTO MISTERIO. Honremos la operación del Espíritu Santo y adorémosle, porque creó en la Iglesia al nuevo Cristo, que es el sacerdote, y confirió la plenitud del sacerdocio a los Obispos.
Ven, Espíritu Santo, llena los corazones
de tus fieles.
Y enciende en ellos el fuego de tu amor.
(10 veces).
SEPTIMO MISTERIO. Honremos la operación del Espíritu Santo y adorémosle en la virtud heroica de los santos en la Iglesia, obra secreta y maravillosa del Santificador Omnipotente.
Ven, Espíritu Santo, llena los corazones
de tus fieles.
Y enciende en ellos el fuego de tu amor.
(10 veces).
Para terminar:
Envía tu Espíritu y todo será creado.
Y renovarás la faz de la tierra.
OREMOS. Oh Dios que con la luz del Espíritu Santo enseñaste a los fieles la verdad, concédenos conocerla en el mismo Espíritu y gozar siempre de sus consuelos celestiales. Por Jesucristo Nuestro Señor. Así sea.
OREMOS
Señor, que la fortaleza del Espíritu Santo
venga en nuestra ayuda para que se digne
lavar las manchas de nuestros corazones y
protegernos contra nuestros enemigos.
Por Cristo Nuestro Señor
Amén.
CONSAGRACION
AL ESPIRITU SANTO
Recibe ¡Oh Espíritu Santo de amor!, la consagración perfecta y absoluta de todo mi Ser.
Dígnate ser en adelante, en cada uno de los instantes de mi vida, y en cada una de mis acciones: mi Director, mi Luz, mi Guía, mi Fuerza y todo el amor de mi corazón..
Yo me abandono sin reservas a tus operaciones divinas y quiero ser siempre dócil a tus santas inspiraciones.
Oh Santo Espíritu, dígnate formarme con María, y en María, según el modelo de nuestro Divino Jesús.
Gloria al Padre Creador.
Gloria al Hijo Redentor.
Gloria al Espíritu Santificador.
Amén.
AMAR AL ESPIRITU SANTO Y HACER
QUE SEA AMADO.
Letanías de la Humildad
ORACIÓN:
Altísimo y Glorioso Dios, desciende tu luz a esta oscuridad de mi corazón.
Dame fe correcta, firme esperanza, caridad perfecta y profunda humildad,
conocimiento y sabiduría para siempre observar tu santa verdad y voluntad.
¡Oh Jesús, manso y humilde de Corazón!. Escúchame
Del deseo de ser apreciado, líbrame, Jesús.
Del deseo de ser estimado, líbrame, Jesús.
Del deseo de ser alabado, líbrame, Jesús.
Del deseo de ser agasajado, líbrame, Jesús.
Del deseo de ser ensalzado, líbrame, Jesús.
Del deseo de ser preferido a los demás líbrame, Jesús.
Del deseo de ser consultado, líbrame, Jesús.
Del deseo de ser aplaudido, líbrame, Jesús.
Del temor de ser humillado, líbrame, Jesús.
Del temor de ser despreciado, líbrame, Jesús.
Del temor de recibir negativas, líbrame, Jesús.
Del temor de ser calumniado, líbrame, Jesús.
Del temor de ser olvidado, líbrame, Jesús.
Del temor de hacer el ridículo , líbrame, Jesús.
Del temor de ser injuriado, líbrame, Jesús.
Del temor de que se sospeche de mí, líbrame, Jesús.
Que los demás sean más apreciados que yo. ¡Dame, Jesús, la gracia de desearlo!
Que los demás sean más estimados que yo. ¡Dame, Jesús, la gracia de desearlo!
Que los demás puedan crecer en la
consideración del mundo y yo pueda disminuir. ¡Dame, Jesús, la gracia de desearlo!
Que los demás puedan ser empleados
y yo puesto aparte. ¡Dame, Jesús, la gracia de desearlo!
Que los demás puedan ser
preferidos a mí en todo. ¡Dame, Jesús, la gracia de desearlo!
Que los demás puedan ser más santos que yo,
siempre que yo sea todo lo santo
que me sea posible ser. ¡Dame, Jesús, la gracia de desearlo!
Oh Jesús que, siendo Dios, te humillaste hasta la muerte, y muerte de cruz, para ser ejemplo perenne que confunda nuestro orgullo y amor propio. Concédenos la gracia de aprender y practicar tu ejemplo, para que humillándonos como corresponde a nuestra miseria aquí en la tierra, podamos ser ensalzados hasta gozar eternamente de ti en el cielo. Amén