Mes de Setiembre

8 de Setiembre: La Natividad de la Virgen María

Festividades en muchos pueblos, ciudades y comunidades como Santa Patrona

Acción de gracias a la Santísima Trinidad por los sublimes dones y privilegios concedidos a María santísima

Vivifica la Palabra de Dios
Vivifica los Sacramentos
Vivifica la Santa Misa
Si intentas vivir el Evangelio de cada día, el Evangelio tarde o temprano vivirá en ti.

Santa María, ruega por nosotros pecadores que recurrimos a ti.
Nuestra Señora de Covadonga, imagen del Santuario.
En el santuario del Cristo de las Cadenas había una primera comunión.
La presencia de nuestra Señora de Covadonga en ese templo lo llenaba todo.
Su manto era blanco.
Me recordaba a aquella vez en que en la iglesia de la Santísima Trinidad, acudí a una celebración de católicos orientales: La Resurrección de nuestro Señor.
En esta ocasión era el Espíritu Santo en forma de paloma el que todo lo llenaba. Sentí una gran emoción.
En el santuario, a la hora de la consagración, el niño miraba como se producía el milagro de la transubstanciación.
Y algo especial ocurría entre los dos.
Fe y Razón van de la mano, Cuerpo y Espíritu se han de corresponder. La buena nueva. Hay personas que por la razón o sinrazón que fuera no pueden comulgar materialmente.
Lo pueden hacer espiritualmente. Es la llamada "Comunión espiritual" Dios en ocasiones confirma su comunión místicamente.
Se pueden producir gracias especiales como que gustes el sabor del cáliz o del pan sagrado. O momentos de paz, gozo.....
Si son de sufrimiento, dolor, humillación, cruz, te identificas más con el Redentor.
Testimonio: hace unos días había ya estado en misa. Entré en otra iglesia para celebrar a la beata Madre Teresa en su día. Resulta que la misa la iba a celebrar un sacerdote nuevo en la parroquia. Así que me quedé para ofrecer la misa y yo mismo por él.
Sentí el sabor del cáliz. Miré, él comulgaba en el Cuerpo.
Cuando se va en misión conviene que se comulgue.
Santa María, ruega por nosotros pecadores que recurrimos a ti.
Nuestra Señora de Covadonga con su manto blanco lo llenaba todo.
La presencia del Señor en hospitales es básica, piedra angular,  así como la celebración de la Santa Misa en ellos.
Una capilla digna, de fácil acceso y perfectamente señalizada.
Un lugar de oración en paz.
Así como ministros para impartir los sacramentos.
La presencia del Señor en hospitales, la Santa Misa y demás sacramentos es piedra angular. Una capilla digna, de fácil acceso y perfectamente señalizada: casa de oración.
Los Sacramentos no son para estar debajo del puente. Son el puente a la vida eterna. Ministros que sirvan.
En algún hospital nuevo, no ocurre.
Nota: esta página fue escrita en el 2.013
De las Disertaciones de san Andrés de Creta, obispo [Disertación 1: PG 97, 80S-810)
LO ANTIGUO HA PASADO, LO NUEVO HA COMENZADO

...ésta es la revelación del designio amoroso de Dios: su anonadamiento, su encarnación y la consiguiente divinización del hombre. Convenía, pues, que esta fulgurante y sorprendente venida de Dios a los hombres fuera precedida de algún hecho que nos preparara a recibir con gozo el gran don de la salvación. Y éste es el significado de la fiesta que hoy celebramos, ya que el nacimiento de la Madre de Dios es el exordio (preámbulo) de todo este cúmulo de bienes, exordio que hallará su término y complemento en la unión del Verbo con la carne que le estaba destinada. El día de hoy nació la Virgen; es luego amamantada y se va desarrollando; y es preparada para ser la madre de Dios, rey de todos los siglos.
Un doble beneficio nos aporta este hecho: nos conduce a la verdad y nos libera de una manera de vivir sujeta a la esclavitud de la letra de la ley. ¿De qué modo tiene lugar esto? Por el hecho de que la sombra se retira ante la llegada de la luz, y la gracia sustituye a la letra de la ley por la libertad del espíritu. Precisamente la solemnidad de hoy representa el tránsito de un régimen al otro, en cuanto que convierte en realidad lo que no era más que símbolo y figura, sustituyendo lo antiguo por lo nuevo. Que toda la creación, pues, rebose de contento y contribuya a su modo a la plegaria propia de este día. Cielo y tierra se aúnen en esta celebración, y que la festeje con gozo todo lo que hay en el mundo y por encima del mundo. Hoy, en efecto, ha sido construido el santuario creado del Creador de todas las cosas, y la creación, de un modo nuevo y más digno, queda dispuesta para hospedar en sí al supremo Hacedor.

Responsorio
R. Celebremos hoy con gran fervor el nacimiento de la siempre Virgen María, la Madre de Dios, * cuya existencia gloriosa ilumina a toda la Iglesia.

V. Cantemos con todo el corazón y con toda nuestra mente las glorias de Cristo, en esta sagrada festividad de María, la excelsa Madre de Dios.

R. Cuya existencia gloriosa ilumina a toda la Iglesia.

Glorificad a Dios con vuestro cuerpo
que es para el Señor miembro de Cristo
templo del Espíritu Santo,
comprado a precio alto y resucitará.
Seréis santos porque el Señor,
vuestro Dios, es Santo.

  • María es Inmaculada y Asunta ¿por qué?

  • 29 de Setiembre: Santos Arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael.

    La Biblia menciona por su nombre sólo a tres de los siete Arcángeles que, según la tradición judío cristiana, se hallan más cerca del trono de Dios: Miguel, Gabriel y Rafael. San Miguel ("¿Quién como Dios?"): protector de los enfermos y actualmente como capitán de las legiones celestiales y patrón de los soldados. Gabriel ("Fortaleza de Dios") anunció, según el profeta Daniel, el tiempo de la venida del Mesías, el nacimiento del precursor y proclamó a María el misterio de la Encarnación. Es el patrón de los servicios postales y las comunicaciones. San Rafael ("Medicina de Dios'') es el enviado a auxiliar en la ancianidad, ceguera, aflicción, como en el largo viaje de Tobías y Sara. Damos gracias a Dios por la gloria de que gozan los ángeles, les honramos e imploramos su intercesión y ayuda.
    Celebramos a todos los ángeles quienes, desde el Paraíso del Génesis hasta aquel del Apocalipsis, llenan, de su presencia invisible, el desarrollo de la historia de la salvación. Mensajeros del Señor para revelar sus designios y llevar sus órdenes, se constituyen como la inmensa muchedumbre de los adoradores del Dios vivo.

    Testimonio 2013: ocurrió hace unas semanas. Vi a través de una consagrada como mediadora, al que fue párroco, fallecido hace más de un año.
    Y escuché un "gracias".
    ¿Gracias a qué? Interpreté:
    A ir a misa a su parroquia y rezar en la iglesia a pesar en ocasiones de las dificultades, que a veces motivaron gracias especiales, como la cercanía a Cristo en el Calvario.
    A la fidelidad.
    A tod@s los que con su presencia evitan que se supriman misas o se cierren iglesias, ¡Gracias!
    A los que acompañan al Señor en el Sagrario. ¡Gracias!
    En especial a los sacerdotes que mantienen abiertas las iglesias como lugar de acogida en silencio, paz y oración, y procuran que haya misa para tod@s.
    El Señor no vino a juzgar, sino a salvar.
    La casa de Dios, es casa de oración. Allí está el Señor hasta el final de los tiempos. RespétaLe.
    Es el santuario del Dios vivo.
    Lugar de acogida y santificación.
    Donde brotan ríos de aguas vivas.
    El que reza, crece en el amor, ensancha su corazón. Rezar es amar. Por eso es tan importante. Cristo, incluso se pasaba noches en oración. En el Cielo están continuamente rezando. Haz tú lo mismo en la tierra preparándote para el Cielo.
    Lucas 21, 36 Estad en vela, pues, orando en todo tiempo para que tengáis fuerza y escapéis a todo lo que está para venir, y podáis estar en pie delante del Hijo del hombre

    DULCE NOMBRE DE MARÍA
    De los sermones de san Bernardo sobre la Virgen María, “Sobre la excelencia de la Virgen Madre” nº 17
    Al fin del verso dice el evangelista: Y el nombre de la virgen era María. Digamos también, acerca de este nombre, que significa estrella de la mar, y se adapta a la Virgen Madre con la mayor proporción. Se compara María oportunísimamente a la estrella; porque, así como la estrella despide el rayo de su luz sin corrupción de sí misma, así, sin lesión suya dio a luz la Virgen a su Hijo. Ni el rayo disminuye a la estrella su claridad, ni el Hijo a la Virgen su integridad. Ella, pues, es aquella noble estrella nacida de Jacob, cuyos rayos iluminan todo el orbe, cuyo esplendor brilla en las alturas y penetra los abismos; y, alumbrando también a la tierra y calentando más bien los corazones que los cuerpos, fomenta las virtudes y consume los vicios. Esta misma, repito, es la esclarecida y singular estrella, elevada por necesarias causas sobre este mar grande, espacioso, brillando en méritos, ilustrando en ejemplos. ¡Oh!, cualquiera que seas el que en la impetuosa corriente de este siglo te miras, mas antes fluctuar entre borrascas y tempestades, que andar por la tierra, no apartes los ojos del .resplandor de esta estrella, si quieres no ser oprimido de las borrascas. Si se levantan los vientos de las tentaciones, si tropiezas en los escollos de las tribulaciones, mira a la estrella, llama a María. Si eres agitado de las ondas de la soberbia, si de la detracción, si de la ambición, si de la emulación, mira a la estrella, llama a María. Si la ira, o la avaricia, o el deleite carnal impele violentamente la navecilla de tu alma, mira a María. Si, turbado a la memoria de la enormidad de tus crímenes, confuso a vista de la fealdad de tu conciencia, aterrado a la idea del horror del juicio, comienzas a ser sumido en la sima sin suelo de la tristeza, en el abismo de la desesperación, piensa en María. En los peligros, en las angustias, en las dudas, piensa en María, invoca a María. No se aparte María de tu boca, no se aparte de tu corazón; y para conseguir los sufragios de su intercesión, no te desvíes de los ejemplos de su virtud. No te descaminarás si la sigues, no desesperarás si la ruegas, no te perderás si en ella piensas. Si ella te tiene de su mano, no caerás; si te protege, nada tendrás que temer; no te fatigarás, si es tu guía; llegarás felizmente al puerto, si ella te ampara; y así, en ti mismo experimentarás con cuánta razón se dijo: Y el nombre de la virgen era María.. Pero ya debemos pausar un poco, no sea que miremos sólo de paso la claridad de tanta luz. Pues, por usar de las palabras del evangelista: Bueno es que nos detengamos aquí; y da gusto contemplar dulcemente en el silencio lo que no basta a explicar la pluma laboriosa. Entre tanto, por la devota contemplación de esta brillante estrella recobrará más fervor la exposición en lo que se sigue.
    Texto procendente de
    www.mercaba.org\DOCTORES\BERNARDO\001.htm

    O bien utilizar alguna de las Lecturas del oficio de para santa María Virgen. Se han seleccionado tres importantes.
    Lecturas del oficio elegidas de las de para santa María Virgen (importante)
    De las Disertaciones de san Sofronio, obispo
    (Disertación 2, Sobre la anunciación de la Santísima Virgen, 21-22. 26: PG 87, 3, 3242. 3250)
    POR MARÍA, LA BENDICIÓN DEL PADRE HA BRILLADO SOBRE LOS HOMBRES
       Alégrate, llena de gracia, el Señor es contigo. ¿Y qué puede haber más sublime que esta alegría, oh Virgen Madre? ¿O qué puede haber más excelente que esta gracia, que tú sola has alcanzado de Dios? ¿O qué puede imaginarse más amable o espléndido que esta gracia? Nada puede equipararse a las maravillas que en ti vemos realizadas, nada hay que iguale la gracia que tú posees; todo lo demás, por excelente que sea, ocupa un lugar secundario y goza de una excelencia claramente inferior.
       El Señor es contigo; ¿quién, pues, se atreverá a competir contigo? De ti nacerá Dios; ¿quién, por tanto, no se reconocerá al momento inferior a ti y no admitirá de buen grado tu primacía y superioridad? Es por esto que, al contemplar tus eminentes prerrogativas, que superan las de cualquier otra creatura, te aclamo, lleno de entusiasmo: Alégrate, llena de gracia, el Señor es contigo. Por ti ha venido la alegría, no sólo a los hombres, sino también a los mismos coros celestiales.
        Verdaderamente, bendita tú eres entre todas las mujeres, ya que has cambiado en bendición la maldición de Eva y has hecho que Adán, que yacía postrado bajo el peso de la maldición, alcanzara, por ti, la bendición.
        Verdaderamente, bendita tú eres entre todas las mujeres, ya que, por ti, la bendición del Padre ha brillado sobre los hombres, librándolos de la antigua maldición.
        Verdaderamente, bendita tú eres entre todas las mujeres, ya que, por ti, alcanzan la salvación tus progenitores; pues has de dar a luz a aquel que les obtendrá la salvación divina.
        Verdaderamente, bendita tú eres entre todas las mujeres, ya que, sin concurso de semilla, has producido aquel fruto que esparce la bendición sobre el orbe de la tierra, redimiéndola de la maldición que le hacía producir espinas y abrojos.
        Verdaderamente, bendita tú eres entre todas las mujeres, ya que, siendo por condición natural una mujer como las demás, llegarás a ser en verdad Madre de Dios. Efectivamente, si el que ha de nacer de ti es, con toda verdad, el Dios hecho hombre, con toda razón eres llamada Madre de Dios, ya que realmente das a luz a Dios.
        Llevas en la intimidad de tu seno al mismo Dios, el cual mora en ti según la carne, y sale de ti como un esposo, trayendo a todos la alegría y comunicando a todos la luz divina.
        Pues en ti, oh Virgen, como en un cielo nítido y purísimo, ha puesto Dios su tienda; y saldrá de ti como el esposo de su alcoba; y, cual gigante que emprende su carrera recorrerá el camino de su vida, provechosa en todo para todos alcanzando con su giro del término del cielo hasta el opuesto confín, llenándolo todo de su calor divino y de su resplandor vivificante.

    Responsorio     S. Sofronio. Disertación 2
    R. Verdaderamente, bendita tú eres entre todas las mujeres, ya que has cambiado en bendición la maldición de Eva. * Por ti la bendición del Padre ha brillado sobre los hombres.

    V. Por ti alcanzan la salvación tus progenitores.

    R. Por ti la bendición del Padre ha brillado sobre los hombres.

    o bien esta otra:

    De los Sermones del beato Elredo, abad
    (Sermón 20, En la Natividad de la Virgen María: PL 195, 322·324)
    MARÍA, MADRE NUESTRA
        Acudamos a la que es su esposa, su madre, su perfecta esclava ... Todo esto es María.
        Pero, ¿qué haremos en su presencia? ¿Que presentes le ofreceremos? ¡Ojalá pudiéramos, por lo menos, devolverle lo que le debemos en justicia! Le debemos honor, servicio, amor, alabanza. Le debemos honor, porque es madre de nuestro Señor. Pues el que no honra a la madre, sin duda deshonra al hijo. Y la Escritura dice: Honra a tu padre y a tu madre.
        ¿Qué más diremos, hermanos? ¿No es ella nuestra madre? Ciertamente hermanos es realmente madre nuestra, ya que por ella hemos nacido, no para el mundo, sino para Dios.
        Nos hallábamos todos, como creéis y sabéis, en la muerte en la caducidad, en las tinieblas, en la miseria. En la muerte, porque habíamos perdido al Señor, en la caducidad, porque estábamos sometidos. a la corrupción; en las tinieblas, porque habíamos perdido la luz de sabiduría, y así estábamos totalmente perdidos.
        Mas, por María, hemos nacido mucho mejor que por Eva, por el hecho de haber nacido de ella Cristo. En vez de la caducidad hemos recobrado la novedad, en vez de la corrupción la incorrupción, en vez de las tinieblas la luz.
        Ella es madre nuestra, madre de nuestra vida de nuestra incorrupción, de nuestra luz. Dice el Apóstol: refiriéndose a nuestro Señor: Dios lo ha hecho para nosotros sabiduría, justicia, santificación y redención.
        Ella, pues, por ser madre de Cristo, es madre de nuestra sabiduría, de nuestra justicia, de nuestra santificación, de nuestra redención. Por ello es más madre nuestra que la misma madre carnal; ya que nuestro nacimiento de ella es superior; de ella, en efecto, procede nuestra santidad, nuestra sabiduría, nuestra justicia nuestra santificación, nuestra redención.
        Dice la Escritura: Alabad a Dios por sus santos. Si hemos de alabar a nuestro Señor por sus santos, a través de los cuales realiza portentos y milagros, ¡cuánto más no hemos de alabarlo por aquella en la cual se hizo a sí mismo aquel que es admirable sobre todo lo admirable!

    Responsorio
    R. Dichosa eres, santa Virgen María, y digna de toda alabanza. * De ti nació el sol de justicia Cristo nuestro Dios, por quien hemos sido salvado; y redimidos.

    V. Celebremos con gozo esta fiesta de santa María Virgen.

    R. De ti nació el sol dé justicia, Cristo, nuestro Dios, por quien hemos sido salvados y redimidos.

    o bien esta otra:

    De la Constitución dogmática Lumen géntium , sobre la Iglesia, del Concilio Vaticano segundo
    (Núms. 61-62)
    LA MATERNIDAD DE MARÍA EN LA ECONOMÍA DE LA GRACIA
        La Bienaventurada Virgen, predestinada desde toda la eternidad cual madre de Dios junto con la encarnación del Verbo por designio de la divina providencia, fue en la tierra la esclarecida madre del divino Redentor y en forma singular la generosa colaboradora entre todas las creaturas y la humilde esclava del Señor. Concibiendo a Cristo, engendrándolo, alimentándolo, presentándolo en el templo al Padre, padeciendo con su Hijo mientras él moría en la cruz, cooperó en forma del todo singular, por la obediencia, la fe, la esperanza y la encendida caridad, en la restauración de la vida sobrenatural de las almas. Por tal motivo es nuestra madre en el orden de la gracia.
        Y esta maternidad de María perdura sin cesar en la economía de la gracia, desde el momento en que prestó fiel asentimiento en la anunciación, y lo mantuvo sin vacilación al pie de la cruz, hasta la consumación perfecta de todos los elegidos. Pues una vez recibida en los cielos, no dejó su oficio salvador, sino que continúa alcanzándonos por su múltiple intercesión los dones de la eterna salvación.
        Por su amor materno cuida de los hermanos de su Hijo que peregrinan y se debaten entre peligros y angustias y luchan contra el pecado hasta que sean llevados a la patria feliz.
        Por eso la Bienaventurada Virgen en la Iglesia es invocada con los títulos de abogada, auxiliadora, favorecedora, mediadora. Lo cual, sin embargo, se entiende de manera que nada quite ni agregue a la dignidad y eficacia de Cristo, único mediador.
        Porque ninguna creatura puede compararse jamás con el Verbo encarnado, nuestro Redentor; pero así como el sacerdocio de Cristo es participado de varias maneras, tanto por los ministros como por el pueblo fiel, y así como la única bondad de Dios se difunde realmente en formas distintas en las creaturas, así también la única mediación del Redentor no excluye sino que suscita en sus creaturas una múltiple cooperación que participa de la fuente única.
        La Iglesia no duda en atribuir a María un tal oficio subordinado, lo experimenta continuamente y lo recomienda al corazón de los fieles para que, apoyados en esta protección maternal, se unan más íntimamente al Mediador y Salvador.
     
    Oración
    Concédenos, Dios todopoderoso,
    que la bienaventurada Virgen María,
    nos obtenga tu misericordia
    a quienes celebramos su glorioso nombre
    Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
    que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo
    y es Dios, por los siglos de los siglos.
     
    CONCLUSIÓN
    V. Bendigamos al Señor.
    R. Demos gracias a Dios.


    Nuestra Señora de los Dolores
    De los Sermones de san Bernardo, abad
    (Sermón en el domingo infraoctava de la Asunción, 14-15: Opera omnia, edición cisterciense. 5 [1968], 273-274)
    LA MADRE ESTABA JUNTO A LA CRUZ

         El martirio de la Virgen queda atestiguado por la profecía de Simeón y por la misma historia de la pasión del Señor. Éste -dice el santo anciano, refiriéndose al niño Jesús- está predestinado por Dios para ser signo de contradicción; tu misma alma -añade, dirigiéndose a María- quedará atravesada por una espada.
        En verdad. Madre santa, atravesó tu alma una espada. Por lo demás, esta espada no hubiera penetrado en la carne de tu Hijo sin atravesar tu alma. En efecto, después que aquel Jesús -que es de todos, pero que es tuyo de un modo especialísimo- hubo expirado, la cruel espada que abrió su costado, sin perdonarlo aun después de muerto, cuando ya no podía hacerle mal alguno, no llegó a tocar su alma, pero sí atravesó la tuya. Porque el alma de Jesús ya no estaba allí, en cambio la tuya no podía ser arrancada de aquel lugar: Por tanto, la punzada del dolor atravesó tu alma, y por esto, con toda razón, te llamamos más que mártir, ya que tus sentimientos de compasión superaron las sensaciones del dolor corporal.
        ¿Por ventura no fueron peores que una espada aquellas palabras que atravesaron verdaderamente tu alma y penetraron hasta la separación del alma y del espíritu: Mujer, ahí tienes a tu hijo? ¡Vaya cambio! Se te entrega a Juan en sustitución de Jesús, al siervo en sustitución del Señor, al discípulo en lugar del Maestro, al hijo de Zebedeo en lugar del Hijo de Dios, a un simple hombre en sustitución del Dios verdadero. ¿Cómo no habían de atravesar tu alma, tan sensible, estas palabras, cuando aun nuestro pecho, duro como la piedra o el hierro, se parte con sólo recordarlas?
        No os admiréis, hermanos, de que María sea llamada mártir en el alma. Que se admire el que no recuerde haber oído cómo Pablo pone entre las peores culpas de los gentiles el carecer de piedad. Nada más lejos de las entrañas de María, y nada más lejos debe estar de sus humildes servidores.
        Pero quizá alguien dirá: «¿Es que María no sabía que su Hijo había de morir?» Sí, y con toda certeza. «¿Es que no sabía que había de resucitar al cabo de muy poco tiempo?» Sí, y con toda seguridad. «¿Y, a pesar de ello, sufría por el Crucificado?» Sí, y con toda vehemencia. Y si no, ¿qué clase de hombre eres tú, hermano, o de dónde te viene esta sabiduría, que te extrañas más de la compasión de María que de la pasión del Hijo de María? Éste murió en su cuerpo, ¿y ella no pudo morir en su corazón? Aquélla fue una muerte motivada por un amor superior al que pueda sentir cualquier otro hombre; esta otra tuvo por motivo un amor que, después de aquél, no tiene semejante.
     
    Responsorio Lc 23, 33; Jn 19, 25; cf. Lc 2, 35
    R. Cuando llegaron al lugar llamado Calvario, crucificaron ahí a Jesús. * Estaba su madre junto a la cruz.

    V. Entonces quedó su alma atravesada por una espada de dolor.

    R. Estaba su madre junto a la cruz.


    Lectura escogida de las de para santa María en Sábado
    De las Homilías de san Juan Crisóstomo, obispo (Sobre el cementerio y la cruz, 2: PG 49, 396)
    ADÁN Y CRISTO, EVA Y MARÍA
    ¿Te das cuenta, qué victoria tan admirable? ¿Te das cuenta de cuán esclarecidas son las obras de la cruz? ¿Puedo decirte algo más maravilloso todavía? Entérate cómo ha sido conseguida esta victoria, y te admirarás más aún. Pues Cristo venció al diablo valiéndose de aquello mismo con que el diablo había vencido antes, y lo derrotó con las mismas armas que él había antes utilizado. Escucha de qué modo.
    Una virgen, un madero y la muerte fueron el signo de nuestra derrota. Eva era virgen, porque aún no había conocido varón; el madero era un árbol; la muerte, el castigo de Adán. Mas he aquí que de nuevo una Virgen, un madero y la muerte, antes signo de derrota, se convierten ahora en signo de victoria. En lugar de Eva está María; en lugar del árbol de la ciencia del bien y del mal, el árbol de la cruz; en lugar de la muerte de Adán, la muerte de Cristo.
    ¿Te das cuenta de cómo el diablo es vencido en aquello mismo en que antes había triunfado? En un árbol el diablo hizo caer a Adán, en un árbol derrotó Cristo al diablo. Aquel árbol hacía descender a la región de los muertos; éste, en cambio, hace volver de este lugar a los que a él habían descendido. Otro árbol ocultó la desnudez del hombre, después de su caída; éste, en cambio, mostró a todos, elevado en alto, al vencedor, también desnudo. Aquella primera muerte condenó a todos los que habían de nacer después de ella; esta segunda muerte resucitó incluso a los nacidos anteriormente a ella. ¿Quién podrá contar las hazañas de Dios? Una muerte se ha convertido en causa de nuestra inmortalidad: éstas son las obras esclarecidas de la cruz,
    ¿Has entendido el modo y significado de esta victoria? Entérate ahora cómo esta victoria fue lograda sin esfuerzo ni sudor por nuestra parte. Nosotros no tuvimos que ensangrentar nuestras armas, ni resistir en la batalla, ni recibir heridas, ni tan siquiera vimos la batalla, y, con todo, obtuvimos la victoria; fue el Señor quien luchó, y nosotros quienes hemos sido coronados. Por tanto, ya que la victoria es nuestra, imitando a los soldados, cantemos hoy, llenos de alegría, las alabanzas de esta victoria, y alabemos al Señor, diciendo: La muerte ha sido absorbida por la victoria. ¿Dónde está, muerte, tu victoria? ¿Dónde está, muerte, tu aguijón?
    Éstos son los admirables beneficios de la cruz en favor nuestro: la cruz es el trofeo erigido contra los demonios, la espada contra el pecado, la espada con la que Cristo atravesó a la serpiente; la cruz es la voluntad del Padre, la gloria de su Hijo único, el júbilo del Espíritu Santo, el ornato de los ángeles, la seguridad de la Iglesia, el motivo de gloriarse de Pablo, la protección de los santos, la luz de todo el orbe.

    Responsorio
    R. Por voluntad del Señor, que quiso restablecer nuestra dignidad, * Eva engendró a María, como una espina a una rosa.

    V. Para que la virtud cubriera el pecado, y la gracia remediara la culpa.

    R. Eva engendró a María, como una espina a una rosa.

    Oración
    Dios nuestro, que quisiste que la Madre de tu Hijo estuviera a su lado junto a la cruz, participando en sus sufrimientos, concede a tu Iglesia que, asociada con María a la pasión de Cristo, merezca también participar en su gloriosa resurrección.
    —Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
    R/. Amén.

    Conclusión
    V. Bendigamos al Señor.
    R. Demos gracias a Dios.


    En las distintas advocaciones de María, en las distintas denominaciones de Cristo, ¿hablamos de las mismas personas?

    Sí, solo hay un Jesús: Camino, Verdad y Vida y una sola Virgen María, Madre de Dios y madre nuestra.
    Entonces, ¿qué sentido tiene llamarlos de distintas maneras, de representarlos de distintas formas?
    Cada advocación o denominación contiene matices distintos. Permiten resaltar algún aspecto en particular.
    Ejemplos: Nuestra Señora del Carmen se puede relacionar con la gente de la mar. Con los carmelitas.
    Personalmente, y por experiencia, es auxilio frente a la concupiscencia de la carne y frente al maligno. Ella me ha procurado ayuda y gracias muy especiales como su escapulario.
    Nuestra Señora del Perpetuo Socorro la relaciono con el peligro, con el personal sanitario, sanidad militar o como una buena catequesis para el bautismo.
    Nuestra Señora de Covadonga con la Eucaristía, con el Santísimo pues esa flor que lleva a veces la presentan como plateada y recuerda la custodia del Santísimo o el Sagrario. También como manto blanco que se pone a enfermos, agonizantes o en el féretro. Yo la vi en el velatorio de un sacerdote y mentalmente la aplico a enfermos o fallecidos.
    La Guadalupana con renovación, también para mujeres embarazadas, nuestra Señora de Fátima con discernir los signos de los tiempos para evitar el mal o disminuir sus efectos con el cumplimiento de la voluntad de Dios.
    Nuestra Señora del Pilar con el pilar en el que nos apoyamos, la familia, la madre.
    La Inmaculada con la pureza, castidad, sacerdocio, España.
    La luz es la misma. Pero si se descompone con un prisma, vemos que está compuesta de varios colores, y cada color supone un matiz distinto.
    Cuando uno habla, por ejemplo, del Cristo de los pobres, uno se acuerda más de ellos.
    Cristo se hizo pobre para salvarnos a todos.

    Índice de REZA EL SANTO ROSARIO*