26º. Dom Ord Ciclo C

Antífona de Entrada
Podrías hacer recaer sobre nosotros, Señor, todo el rigor de tu justicia, porque hemos pecado contra ti y desobedecimos tus mandatos; pero da honor a tu nombre y trátanos conforme a tu inmensa misericordia.

Se dice «Gloria».

Oración Colecta
Oremos:
Dios nuestro, que con tu perdón y tu misericordia nos das la prueba más delicada de tu omnipotencia; apiádate de nosotros, pecadores, para que no desfallezcamos en la lucha por obtener el cielo que nos has prometido.
Por nuestro Señor Jesucristo...
R. Amén.

Primera Lectura: Los que lleven una vida disoluta, irán al destierro

Lectura del libro del profeta Amós 6, 1a. 4-7

Esto dice el Señor todopoderoso: «¡Ay de ustedes, los que se sienten seguros en Sión y los que ponen su confianza en el monte sagrado de Samaria! Se reclinan sobre divanes adornados con marfil, se recuestan sobre almohadones para comer los corderos del rebaño y las terneras en engorda.
Canturrean al son del arpa, creyendo cantar como David. Se atiborran de vino, se ponen los perfumes más costosos, pero no se preocupan por las desgracias de sus hermanos.
Por eso irán al destierro a la cabeza de los cautivos y se acabará la orgía de los disolutos».

Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial
Del Salmo 145

Alabemos al Señor, que viene a salvarnos.

El Señor siempre es fiel a su palabra, y es quien hace justicia al oprimido; él proporciona pan a los hambrientos y libera al cautivo.
Alabemos al Señor, que viene a salvarnos.

Abre el Señor los ojos de los ciegos y alivia al agobiado. Ama el Señor al hombre justo y toma al forastero a su cuidado.
Alabemos al Señor, que viene a salvarnos.

A la viuda y al huérfano sustenta y trasforma los planes del inicuo. Reina el Señor eternamente, reina tu Dios, oh Sión, reina por siglos.
Alabemos al Señor, que viene a salvarnos.

Segunda Lectura: Cumple todo lo mandado, hasta la venida de nuestro Señor Jesucristo

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a Timoteo 6, 11-16

Hermanos: Tú, como hombre de Dios, lleva una vida de rectitud, piedad, fe, amor, paciencia y mansedumbre. Lucha en el noble combate de la fe, conquista la vida eterna a la que has sido llamado y de la que hiciste tan admirable profesión ante numerosos testigos.
Ahora, en presencia de Dios, que da vida a todas las cosas, y de Cristo Jesús, que dio tan admirable testimonio ante Poncio Pilato, te ordeno que cumplas fiel e irreprochablemente, todo lo mandado, hasta la venida de nuestro Señor Jesucristo, la cual dará a conocer a su debido tiempo Dios, el bienaventurado y único soberano, rey de los reyes y Señor de los señores, el único que posee la inmortalidad, el que habita en luna luz inaccesible y quien ningún hombre ha visto ni puede ver. A él todo honor y poder para siempre.

Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.

Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Jesucristo, siendo rico, se hizo pobre para enriquecernos con su pobreza.
Aleluya.

Evangelio: Tú recibiste bienes, y Lázaro males; ahora él goza de consuelo, mientras que tú sufres

† Lectura del santo Evangelio según san Lucas 16, 19-31

R. Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo dijo Jesús a los fariseos:
«Había un hombre rico que se vestía de púrpura y telas finas y banqueteaba espléndidamente cada día.
Y un mendigo llamado Lázaro yacía a la entrada de su casa, cubierto de llagas, y ansiando llenarse con las sobras que caían de la mesa del rico. Y hasta los perros se le acercaban a lamerle las llagas.
Sucedió que murió el mendigo, y los ángeles lo llevaron al seno de Abrahán. Murió también el rico y lo enterraron. Y estando en el lugar de castigo, en medio de tormentos, levantando los ojos, vio de lejos a Abrahán y a Lázaro junto a él. Entonces gritó:
“Padre Abrahán, ten piedad de mí y manda a Lázaro que moje en agua la punta de su dedo y me refresque la lengua, porque me torturan estas llamas”.
Pero Abrahán le contestó:
“Hijo, recuerda que en tu vida recibiste bienes, y Lázaro, en cambio, males; por eso él goza ahora de consuelo, mientras que tú sufres tormentos. Pero, además, entre ustedes y nosotros se abre un abismo inmenso, que nadie puede cruzar, ni hacia allá ni hacia acá”.
El rico insistió:
“Te ruego, entonces, padre Abrahán, que mandes a Lázaro a mi casa, pues tengo cinco hermanos, para que les advierta con su testimonio, y no acaben también ellos en este lugar de tormento”.
Abrahán le respondió:
“Ya tienen a Moisés y a los profetas; que los escuchen”.
Pero el rico insistió:
“No, Padre Abrahán. Pero si un muerto va a decírselo, entonces sí se arrepentirán”.
Abrahán repuso:
“Si no escuchan a Moisés y a los profetas, no harán caso ni aunque resucite un muerto”».

Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Se dice «Credo».

Oración de los Fieles
Celebrante:
Oremos, hermanos, y hermanas, por todos los seres humanos y por sus necesidades, para que a nadie falte nunca la ayuda de nuestra caridad:

A cada petición respondemos:
Te rogamos, Señor, óyenos.

Para que el Señor vivifique su Iglesia y le conceda santos y numerosos ministros, que iluminen y santifiquen a los fieles, roguemos al Señor.
Te rogamos, Señor, óyenos.

Para que Dios conceda a los gobernantes el deseo de ser justos, e infunda en los responsables de los pueblos el sentido de la unidad de la familia humana, roguemos al Señor.
Te rogamos, Señor, óyenos.

Para que los que buscan a Dios sinceramente encuentren la verdad que desean; y habiéndola encontrado, descansen contemplándola, roguemos al Señor.
Te rogamos, Señor, óyenos.

Para que el Señor perdone nuestras culpas, no permita que recaigamos en el pecado y nos libre de una muerte imprevista, roguemos al Señor.
Te rogamos, Señor, óyenos.

Celebrante:
Dios nuestro, tú que llamas por su propio nombre al pobre y desconoces el de quien vive en medio de las riquezas; escucha nuestras oraciones, haz justicia a los oprimidos y concédenos que, al escuchar tu palabra, creamos que Cristo ha regresado verdaderamente de entre los muertos; y nos acogerá, al término de nuestros días, en el seno de nuestro padre Abrahán.
Por Jesucristo, que vive y reina por los siglos de los siglos.
R. Amén.

Oración sobre las Ofrendas
Acepta, Padre misericordioso, nuestros dones y conviértelos en el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, fuente de toda bendición para tu Iglesia.
Por Jesucristo nuestro Señor.
R. Amén.

Prefacio: Prendas de la Pascua eterna

V. El Señor esté con vosotros.
R. Y con tu espíritu.

V. Levantemos el corazón.
R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.

V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R. Es justo y necesario.

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
En quien vivimos, nos movemos y somos; y, todavía peregrinos en este mundo, no sólo experimentamos las pruebas cotidianas de tu amor, sino que poseemos ya en prenda la vida futura, pues al poseer las primicias del Espíritu, por el cual resucitaste a Jesús de entre los muertos, podemos esperar que un día sea nuestra Pascua eterna.
Por eso,
Señor, te damos gracias y proclamamos tu grandeza cantando con los ángeles:
Santo, Santo, Santo…

Antífona de la Comunión
Recuerda, Señor, la promesa que hiciste a tu siervo. En ella he puesto toda mi esperanza y es mi consuelo en la aflicción.

Oración después de la Comunión
Oremos:
Que esta Eucaristía renueve, Señor, nuestro cuerpo y nuestro espíritu para que podamos participar de la herencia gloriosa de tu Hijo, cuya muerte hemos anunciado y compartido.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.

---29/9/2013---25/9/2016---29/9/2019



Del libro del Deuteronomio 15, 11
Nunca dejará de haber pobres en la tierra; por eso te doy este mandamiento: abrirás tu mano a tu hermano, al necesitado y al pobre de tu tierra.

Los pobres y los miserables según los Evangelios

Comentario:
Para el Señor, ¿quiénes son los pobres, y quiénes los miserables?
En Mateo 5,3 y en Lucas 6,20 Jesús proclama las bienaventuranzas. El Señor considera como a bienaventurados a los pobres, porque de ellos es el Reino de los Cielos.
En Mateo especifica a los pobres "de espíritu".
Que, en función de las Escrituras, y del desarrollo de las bienaventuranzas, y espero de iluminación divina, también abarcaría a los disminuidos psíquicos.
En el Evangelio de san Lucas, escrito tiempo después que el de san Mateo, concreta más sobre quiénes son los bienaventurados.
Continuando con los Evangelios, hay varias lecturas bastante significativas sobre a quién se refiere el Señor.
La primera es la del pobre Lázaro que se lee en el evangelio de este domingo.
Obsérvese que en esta versión de la Biblia latinoamericana, a Lázaro no lo llama pobre, sino mendigo. En otras versiones de la Biblia (Nácar Colunga, Jerusalén, Valera, la del Pueblo de Dios) el término empleado es el de pobre.
Y es que llamarlo de una u otra manera puede tener también su importancia.
Fíjate bien a quién considera pobres el Señor, lo podemos leer en la parábola de los invitados al banquete de bodas:

Lc 14, 12 «Cuando des un almuerzo o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos, no sea que ellos te inviten a su vez, y así tengas tu recompensa. 13 Al contrario, cuando des un banquete, invita a los pobres, a los lisiados, a los paralíticos, a los ciegos. 14 ¡Feliz de ti, porque ellos no tienen cómo retribuirte, y así tendrás tu recompensa en la resurrección de los justos!».
15 Al oír estas palabras, uno de los invitados le dijo: «¡Feliz el que se siente a la mesa en el Reino de Dios!». 16 Jesús le respondió:
«Un hombre preparó un gran banquete y convidó a mucha gente. 17 A la hora de cenar, mandó a su sirviente que dijera a los invitados: “Vengan, todo está preparado”. 18 Pero todos, sin excepción, empezaron a excusarse. El primero le dijo: “Acabo de comprar un campo y tengo que ir a verlo. Te ruego me disculpes”. 19 El segundo dijo: “He comprado cinco yuntas de bueyes y voy a probarlos. Te ruego me disculpes”. 20 Y un tercero respondió: “Acabo de casarme y por esa razón no puedo ir”.
21 A su regreso, el sirviente contó todo esto al dueño de casa, y este, irritado, le dijo: “Recorre en seguida las plazas y las calles de la ciudad, y trae aquí a los pobres, a los lisiados, a los ciegos y a los paralíticos”. 22 Volvió el sirviente y dijo: “Señor, tus órdenes se han cumplido y aún sobra lugar”. 23 El señor le respondió: “Ve a los caminos y a lo largo de los cercos, e insiste a la gente para que entre, de manera que se llene mi casa. 24 Porque les aseguro que ninguno de los que antes fueron invitados ha de probar mi cena”».
Podemos ver otro caso:

La viuda pobre

Lc 21, 1 Después, levantando los ojos, Jesús vio a unos ricos que ponían sus ofrendas en el tesoro del Templo. 2 Vio también a una viuda de condición muy humilde, que ponía dos pequeñas monedas de cobre, 3 y dijo: «Les aseguro que esta pobre viuda ha dado más que nadie. 4 Porque todos los demás dieron como ofrenda algo de lo que les sobraba, pero ella, de su indigencia, dio todo lo que tenía para vivir».
El término miserable es empleado en los Evangelios únicamente en Mt 21, 33 Escuchen otra parábola: Un hombre poseía una tierra y allí plantó una viña, la cercó, cavó un lagar y construyó una torre de vigilancia. Después la arrendó a unos viñadores y se fue al extranjero. 34 Cuando llegó el tiempo de la vendimia, envió a sus servidores para percibir los frutos. 35 Pero los viñadores se apoderaron de ellos, y a uno lo golpearon, a otro lo mataron y al tercero lo apedrearon. 36 El propietario volvió a enviar a otros servidores, en mayor número que los primeros, pero los trataron de la misma manera. 37 Finalmente, les envió a su propio hijo, pensando: “Respetarán a mi hijo”. 38 Pero, al verlo, los viñadores se dijeron: “Este es el heredero: vamos a matarlo para quedarnos con su herencia”. 39 Y apoderándose de él, lo arrojaron fuera de la viña y lo mataron. 40 Cuando vuelva el dueño, ¿qué les parece que hará con aquellos viñadores?». 41 Le respondieron: «Acabará con esos miserables y arrendará la viña a otros, que le entregarán el fruto a su debido tiempo». 42 Jesús agregó: «¿No han leído nunca en las Escrituras:
La piedra que los constructores rechazaron
ha llegado a ser la piedra angular:
esta es la obra del Señor,
admirable a nuestros ojos?

43 Por eso les digo que el Reino de Dios les será quitado a ustedes, para ser entregado a un pueblo que le hará producir sus frutos». 44 Y el que caiga sobre esta piedra será hecho pedazos; pero sobre quien ella caiga, lo esparcirá como polvo.. 45 Los sumos sacerdotes y los fariseos, al oír estas parábolas, comprendieron que se refería a ellos. 46 Entonces buscaron el modo de detenerlo, pero temían a la multitud, que lo consideraba un profeta.
Si la piedra desechada se convierte en la piedra angular, los que son rechazados en este mundo injustamente, el Señor también los convierte en piedra de toque. Los últimos serán los primeros.
¿De qué se trata entonces?
De darlo todo, sin esperar ni pedir nada a cambio. Únicamente servir al Señor. Identificarse con Jesucristo y su Palabra. Hacer lo que hacía Jesucristo.
Cristo encarnado en ti, a través de María.
La Madre Teresa de Calcuta a los más pobres los llamó "pobres entre los pobres".
El término miserable para definir al más pobre es ofensivo. Denota falta de amor. Es como despojarle de su condición de pobre para acusarle. Estigmatizarle. Aquel que sabes que probablemente no va a ser capaz de devolverte algo de lo que le proporcionas, para algunos ya no es un pobre. Es alguien que no rentará, hasta puede ser considerado como un competidor de bienes o dinero, una molestia. Y lo que es más grave, al quitarles la denominación de pobres, los fondos que la gente da pensando que irían a ellos, podrían ser canalizados a otra parte. De ahí que el llamarles de forma diferente al de "pobres" tiene su importancia. Pero el Señor nos indica claramente quien es un pobre.
Coge tu Biblia y lee. Ante la duda, acude a las Sagradas Escrituras.
Ellas también te dicen lo que debes hacer: dar limosna.
En un libro sobre la Madre Teresa de Calcuta pone que los pobres de entre los pobres prefieren a gente también pobre, como las hermanas de esa congregación para que les atiendan. Y si en los lugares de atención a los mismos, empleaban a gentes de entre ellos, pobres, las cosas funcionaban mucho mejor. Toda persona desea ser útil a los demás, aportar algo, si se lo permiten.
No conviene juzgar. De eso ya se encarga cada conciencia y el Señor.
Para Dios puedes emplear uno u otro término, pero no se puede faltar a la verdad.
Él se hizo pobre, o miserable o fue considerado malhechor, como prefieras llamarle, para salvarnos a todos.
De hecho, fue contado entre malhechores, y con ellos fue crucificado, fuera de la ciudad, y peor que ellos fue tratado.
¿Para qué? Para salvarnos de nuestros pecados, porque un solo pecado mortal es causa de muerte y condenación. Él es el único capaz de hacer justicia por el pecado.
El servicio de Jesús fue incondicional. A pesar de que somos pecadores, dio la vida por nosotros, sin pedir nada a cambio, sabiendo que nadie puede devolverle lo que hizo por cualquiera de nosotros, salvarnos. Más aun, hacernos hijos de Dios.
En el fondo, por tanto, todos somos pobres. Incapaces de salvarnos por nuestros propios medios y de devolver el bien que Él nos ha hecho.
Luego si desprecias, estigmatizas, marginas, a cualquiera de los pobres, con Él también lo estás haciendo.
Sino, lee en san Mateo:

El Juicio final

Mateo 25, 31 Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria rodeado de todos los ángeles, se sentará en su trono glorioso. 32 Todas las naciones serán reunidas en su presencia, y él separará a unos de otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos, 33 y pondrá a aquellas a su derecha y a estos a la izquierda. 34 Entonces el Rey dirá a los que tenga a su derecha: “Vengan, benditos de mi Padre, y reciban en herencia el Reino que les fue preparado desde el comienzo del mundo, 35 porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; estaba de paso, y me alojaron; 36 desnudo, y me vistieron; enfermo, y me visitaron; preso, y me vinieron a ver”. 37 Los justos le responderán: “Señor, ¿cuándo te vimos habriento, y te dimos de comer; sediento, y te dimos de beber? 38 ¿Cuándo te vimos de paso, y te alojamos; desnudo, y te vestimos? 39 ¿Cuándo te vimos enfermo o preso, y fuimos a verte?”. 40 Y el Rey les responderá: “Les aseguro que cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo”. 41 Luego dirá a los de la izquierda: “Aléjense de mí, malditos; vayan al fuego eterno que fue preparado para el demonio y sus ángeles, 42 porque tuve hambre, y ustedes no me dieron de comer; tuve sed, y no me dieron de beber; 43 estaba de paso, y no me alojaron; desnudo, y no me vistieron; enfermo y preso, y no me visitaron”. 44 Estos, a su vez, le preguntarán: “Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento, de paso o desnudo, enfermo o preso, y no te hemos socorrido?”. 45 Y él les responderá: “Les aseguro que cada vez que no lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, tampoco lo hicieron conmigo”. 46 Estos irán al castigo eterno, y los justos a la Vida eterna».
Siempre habrá pobres en el mundo. En el Antiguo Testamento ya lo dice:
Deuteronomio 15, 11 : Pues no faltarán pobres en esta tierra; por eso te doy yo este mandamiento: debes abrir tu mano a tu hermano, a aquel de los tuyos que es indigente y pobre en tu tierra.
Tobit, alecciona a su hijo Tobías sobre donde está la verdadera riqueza: Tobías 4, 21 No debes preocuparte, hijo, porque seamos pobres. Muchos bienes posees si temes a Dios, huyes de todo pecado y haces lo que es bueno ante el Señor tu Dios.
El arcángel Rafael les muestra el camino:
Tobías 12, 8 El arcángel Rafael les dijo: «Buena es la oración con ayuno; y mejor es la limosna con justicia que la riqueza con iniquidad. Mejor es hacer limosna que atesorar oro. 9 La limosna libra de la muerte y purifica de todo pecado. Los limosneros tendrán larga vida.
Cuando molestan a la mujer que ungía con un perfume caro al Señor, nuestro Salvador dice:
Mt 26, 10 Mas Jesús, dándose cuenta, les dijo: «¿Por qué molestáis a esta mujer? Pues una “obra buena” ha hecho conmigo». 11 Porque pobres tendréis siempre con vosotros, pero a mí no me tendréis siempre.
¿Es qué el Señor no vio en la humanidad la capacidad para erradicar la pobreza?
Toda persona es pecadora. Podemos intentar evitar el pecado, pero esté seguirá existiendo hasta el fin del mundo, cuando la situación moral, de pecado, probablemente sea insufrible.
La pobreza, es consecuencia del pecado. Porque el pecado es injusticia.
La asistencia a pobres, es una bendición. Nos hace salir del egoísmo, de nosotros mismos para tender la mano a otra persona, que quizás sea la que esté haciendo más por ti que tu por ella. Que te esté ayudando a salvarte porque por medio de ella, expías pecados, redimes, te curas, haces el bien. Te identificas más con Jesucristo.
Ese pobre que da los buenos días al anciano todos los días, o le ayuda a subir unos escalones, o le abre la puerta, o le regala una sonrisa, o unos momentos de conversación, da más que las monedas que pueda recoger.
Y cuando este pobre falta, su ausencia es más sentida por la comunidad. Deja un vacío importante.
Imagínate las calles sin ancianos, niños, personas que necesiten de alguna ayuda, en el que no tuvieses a nadie a quien ayudar, en el que todo el mundo fuera a lo suyo, en el que uno dijera; “Yo pago mis impuestos, que lo solucionen otros”…. Sería más difícil coger la cruz y seguir.
La caridad, el amor se iría enfriando. El que fuésemos capaz de compadecernos, de tener empatía con el otro. La luz dejaría paso a las tinieblas del cinismo, la hipocresía, el egoísmo, el odio.
Constantemente, en la Biblia, el Señor pide el dar limosna.
El Señor pretende que no se apague tu caridad.
Que seas el buen samaritano, que no pases de largo ante el hermano necesitado.
La mejor oración es ayudar al que lo necesita.
Más ejemplos en la Biblia:
Eclesiástico 17, 22 La limosna del hombre es como un sello para él, el favor del hombre lo guarda como la pupila de sus ojos.

Eclesiástico 29, 8 Pero con el humilde muéstrate paciente, y a tu limosna no des largas.
9 En atención al mandamiento, acoge al indigente, según su necesidad no le despidas vacío.

Eclesiástico 35, 2 …hacer limosna es ofrecer sacrificios de alabanza.

Eclesiástico 40, 17 La caridad es como un paraíso de bendición, y la limosna permanece para siempre.

Lucas 12, 33 «Vended vuestros bienes y dad limosna. Haceos bolsas que no se deterioran, un tesoro inagotable en los cielos, donde no llega el ladrón, ni la polilla; 34 porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro Corazón»

Hechos 10, 4 el Ángel de Dios a Cornelio: «Tus oraciones y tus limosnas han subido como memorial ante la presencia de Dios».
En Madrid, vivía en el centro de la ciudad. Cada noche había un peregrinar de individuos en busca de cartones para dormir. Algunos ya mayores, con el cuerpo encorvado y el andar cansino que tendrían que dormir en el duro suelo.
Y uno ve edificios grandes cada vez más vacíos. ¡Sepulcros vacíos!
Orín, ruina y polilla haciendo de las suyas; o bien edificios nuevos la mayor parte del tiempo cerrados. Gastos inútiles o faltando a la caridad. Falta de confianza en Dios y su Providencia.
Gente en invierno pasando frío.
Pobres con frío. Algunos ya no despertarán.
Como aquel que se ponía a la entrada de un supermercado. Una mujer comentaba que era un buen hombre y que incluso conocía de un familiar que vivía cerca. A la mujer se le partía el corazón.
A uno que intentaba dormir en un banco le quisieron felicitar la Nochebuena. Para él le era indiferente porque nadie se ocupaba de él.
En otra ciudad, uno mayor decía que esperaba que cuando no se pudiera valer por sí mismo alguien le recogería.
Nunca olvidaré todo un grupo familiar almorzando en el suelo enfrente de unos grandes almacenes.
En otra ocasión los servicios de emergencia tuvieron que atender a uno de sus niños. La abuela estaba muy preocupada. El sanitario, con gestos le indicaba que le dieran de comer. El chico tenía aspecto blanquecino.
En la Almudena confesaba un sacerdote joven con el que era facilísimo abrirle el corazón. Tenía una apariencia sencilla y humilde. Pasado el tiempo me enteré a través de un medio de comunicación. Atendía a pobres proporcionándoles un lugar para dormir.
Un testimonio bonito fue el de una mujer. Su padre falleció en accidente de trabajo siendo ella y sus hermanos pequeños. Gracias a la parroquia no les faltó nunca nada. Estuvo alejada de la religión, hasta que con el paso del tiempo, volvió. Ahora ya era una mujer casada con hijos.
Varios apuntes:
  • Hace unos cuantos años se solicitaban cooperantes para ir a Latinoamérica a trabajar. El trabajo, como su nombre indica era de carácter social.
    Al cabo del tiempo me llegó una carta agradeciendo mi interés, en el que además comentaban su sorpresa por las decenas de miles de solicitudes que les habían llegado.
    En España hay un capital humano importante dispuesto a realizar tareas de carácter social.
  • Abrieron un comedor social en una ciudad. Entrevistaron a una creo recordar religiosa relacionada con el servicio en ese lugar de caridad.
    Pedía "por favor" que no las tuviesen envidia.
    Lo cual indica que hay también un capital humano consagrado que querría poder servir, o servir más a los pobres.
  • El pueblo español es una potencia mundial en donativos. La tendencia es a la generosidad, a la solidaridad.
    El capital monetario es importante.
    Recuerdo que entrevistaban a una religiosa en televisión.
    La entrevista se desarrollaba en un entorno y de forma sencilla y modesta.
    Habían querido quedarse en aquel lugar de África, a pesar del peligro que ello suponía.
    Fueron asesinadas unas cuantas.
    Me pregunté o pregunté al Señor con tristeza, si merecía la pena que se hubieran quedado allí.
    El caso es que la entrevistada pidió ayuda.
    Para mi sorpresa en poco tiempo recaudaron varios millones de pesetas.
    Mi tristeza y apatía se convirtió en gozo.
    Sus muertes no habían sido en vano, provocó una corriente de solidaridad impresionante.
    Un espaldarazo a quienes dan la vida por los demás.
    Al recordarlo uno se da cuenta del gozo que debieron experimentar los que vivieron la resurrección de nuestro Señor.
    En reconocimiento a tod@s l@s que ayudan a los pobres y a las personas necesitadas.
    3/10/2013


    A la memoria de todos los inmigrantes y pobres fallecidos
    El 03.10.2013 un barco repleto de inmigrantes, sobre todo de Somalia y Eritrea se hundió cerca de la isla de Lampedusa porque encendieron en la cubierta un fuego para llamar la atención (se había parado el motor) y se propagó. Cuentan que vieron pasar tres pesqueros, les hicieron señas pero continuaron su camino.
    Al fin, unos pescadores se acercaron e hicieron lo que pudieron intentando recoger supervivientes.
    A algunos les lanzaban un cabo, pero estaban como paralizados, incapaces de cogerlo aunque lo tuviesen al lado. Otros, impregnados de aceite, se les escurrían, y al hundirse, ya no volvían a salir.
    Uno de los pescadores denuncia que las autoridades tardaron tres cuartos de hora en aparecer. Que le quiten la barca si quieren, pero que no le podrán cortar la lengua para decir lo que ocurrió.
    Las leyes italianas penalizan la ayuda a inmigrantes con fuertes multas.
    El barco se hundió. Actualmente están rescatando cadáveres. Los que menos dinero pagaron, viajaban hacinados en el interior. Los han visto apelotonados, con heridas por intentar salvarse y con los brazos y gestos como de desesperación.
    Uno de los buzos dijo llorando que nunca olvidará a un joven que al ponerle el arnés para subirle se le quedó de cara.
    Cadáveres y más cadáveres. Se estima más de 300 muertos. A los fallecidos les dan la nacionalidad. El destino de los sobrevivientes la expulsión.
    Cementerios de Sicilia se han ofrecido para acoger los fallecidos.
    Cada año hay miles de ahogados, muertos de frío y desaparecidos que buscaban un futuro mejor en Europa, y una ayuda para sus familias.

    Otro triste caso en Sevilla. Un pobre polaco cuyo nombre puede ser Piotr Piskozub. Se le veía muy delgado. Dicen que pesaba 30 Kg. Emergencias recibe dos llamadas de particulares al verlo tendido y en mal estado. Lo llevan al hospital Virgen del Rocío. Dos horas, y dicen que al ver que parece que responde al tratamiento, lo despachan. Llaman a servicios sociales porque no ven que esté para estar en la calle. Le llevan a un albergue municipal más allá de las 2 de la madrugada. Le dan una papilla de leche y galletas.
    Dicen que también le ofrecieron el desayuno.
    A la hora de la comida, está tumbado en la sala de la televisión en uno de los sillones de 2/3 plazas. Está tumbado en posición algo recogida. Se percatan que no se mueve. Está muerto. Dicen que la posible causa es una bronconeumonía.
    Una mujer dice a los que están en la cola para entrar en el comedor, muy cerca de Piotr, que vayan pasando, que no es necesario coger número. Un hombre le viene a decir a la mujer que se dé cuenta de la difícil situación, el estado en el que se encuentran.
    El mandamiento principal
    24Mt. 22. 34-40 Mc. 12. 28-31
    25 Y entonces, un doctor de la Ley se levantó y le preguntó para ponerlo a prueba: «Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la Vida eterna?». 26 Jesús le preguntó a su vez: «¿Qué está escrito en la Ley? ¿Qué lees en ella?». 27 Él le respondió: «Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con todo tu espíritu, y a tu prójimo como a ti mismo». 28 «Has respondido exactamente, le dijo Jesús; obra así y alcanzarás la vida».
    La parábola del buen samaritano
    29 Pero el doctor de la Ley, para justificar su intervención, le hizo esta pregunta: «¿Y quién es mi prójimo?». 30 Jesús volvió a tomar la palabra y le respondió: «Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó y cayó en manos de unos bandidos, que lo despojaron de todo, lo hirieron y se fueron, dejándolo medio muerto. 31 Casualmente bajaba por el mismo camino un sacerdote: lo vio y siguió de largo. 32 También pasó por allí un levita: lo vio y siguió su camino. 33 Pero un samaritano que viajaba por allí, al pasar junto a él, lo vio y se conmovió. 34 Entonces se acercó y vendó sus heridas, cubriéndolas con aceite y vino; después lo puso sobre su propia montura, lo condujo a un albergue y se encargó de cuidarlo. 35 Al día siguiente, sacó dos denarios y se los dio al dueño del albergue, diciéndole: "Cuídalo, y lo que gastes de más, te lo pagaré al volver". 36 ¿Cuál de los tres te parece que se portó como prójimo del hombre asaltado por los ladrones?». 37 «El que tuvo compasión de él», le respondió el doctor. Y Jesús le dijo: «Ve, y procede tú de la misma manera».

    Juan 10, 11-16: El buen pastor da la vida por las ovejas.
    "Si me falta el amor, no me sirve de nada". Si no tengo caridad, de qué me sirve y en qué sirvo.
    Es, por tanto básica la oración, porque la oración es un ejercicio de amor, para después obrar con amor.

    “Vengan, benditos de mi Padre, y reciban en herencia el Reino que les fue preparado desde el comienzo del mundo, porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; estaba de paso, y me alojaron; desnudo, y me vistieron; enfermo, y me visitaron; preso, y me vinieron a ver”.
    El viernes 11 se produjo otro naufragio en aguas territoriales de Malta. Dicen que hay unos 50 muertos, 10 de ellos menores.
    Se dice que unas 25 mil personas han perdido la vida en los últimos 20 años en el mar.
    Vi unas imágenes por televisión que procedían de Lampedusa. Al ver la manera en la que eran tratados, respetados, considerados los cadáveres de los inmigrantes ahogados, me acordé de algo que vi hace unos años en la mezquita de la M-30 de Madrid. Me encontraba en la entrada exterior del recinto del monumental edificio religioso.
    En ese momento introducían por la puerta el cuerpo de una mujer. Un hombre joven, probablemente su hijo, vigilaba de que el cuerpo de su madre “no sufriese” el menor toque, al entrar por esa puerta. Emocionaba el modo en el que la miraba: el cariño, el amor, la ternura a la mujer.
    La Creación está sometida al tiempo y al espacio. No así el Creador. Por lo que, “Les aseguro que cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo”.
    Dios os lo pague.
  • “Les aseguro que cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo”.
    Grande, muy grande es la ternura con la que el Padre acoge a los hijos que nos dejan.
    Los que quedamos aquí, debemos irradiar ese respeto, amor, ternura. También por los cuerpos que estuvieron llenos de vida, de proyectos.
    Ungirlos espiritualmente como lo haría la Magdalena, o abrazarlos, como lo haría nuestra Madre celestial.
    El domingo, estuve rezando ante el Santísimo pasadas las 15 horas, hora de la misericordia, un santo Rosario completo. Y fue como si mi mano izquierda acogiese la cabeza de algún inmigrante irradiando la ternura, el cariño, el amor de Dios.
    Y recordar, de sabios es rectificar.
    Cada vida es preciosa para Dios: del no nacido, el enfermo, el anciano, el pobre, el inmigrante.
    Si perdemos el amor, el respeto, el cariño, la dignidad, ¿qué nos queda?
    ¿En qué nos convertimos?
    ¿Qué aportaremos a nuestros seres queridos si perdemos el amor?
    Católico significa universal. En el cielo no hay fronteras. Solo el amor se tiene en cuenta. La tierra solo es lugar de paso. Todos somos inmigrantes.
    ¡Qué bello es vivir!
    I Jn 3, 17-18    Si uno tiene de qué vivir y, viendo a su hermano en necesidad, le cierra sus entrañas, ¿cómo va a estar en él el amor de Dios? Hijos míos, no amemos de palabra y de boca, sino de verdad y con obras.
    “Les aseguro que cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo”.
 Irradia ese amor

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