Toma tu cruz, y síguele. Sé DIGNO de Cristo, que dio la vida por ti. ¿No vas a AMAR al que tanto te AMA?. 
  
La Cruz del Señor, salvó a la humanidad. 
  
Ofrenda tus cruces para contribuir a la salvación. Testimonios:
  • Recuerdo una noche. Creo que de aquella el misterio del mal se había manifestado en mi vida con toda su crudeza, el de las tinieblas. Temía acostarme e incluso quedarme dormido. Descansaba sentándome en un sillón.
    Realicé una hora santa. Adoración al Santísimo desde donde vivía.
    ¡Qué feliz fui! Pensé que más noches debería hacer lo mismo.
    Pero, de repente, las tinieblas llegaron. Unas tentaciones terribles. Era como un pobre trozo de hierro ante un imán. Pensaba que me podrían arrebatar o engullir.
    Pero entonces, apareció ella, la Virgen del Carmen. Ella fue mi salvadora. Desde ese día, ¡cuántas veces me ayudó! Incluso más recientemente he llegado a sentir en mis manos Su Escapulario.
    Llegué por tanto a temer en perder mi alma si me acostaba o me quedaba dormido. Pero un día recapacité.
    Con este comportamiento ponía en peligro mi salud, y más importante, con esta actitud demostraba falta de confianza en Dios. Daba un protagonismo al maligno que no tiene. Porque si amas a Dios, si le intentas servir, cumplir sus mandatos, ¿de qué mal puedes temer? Si vives, vives para el Señor, si mueres, para el Señor mueres para vivir en el Señor. En la vida y la muerte, del Señor queremos ser.
  • Hace ya más tiempo, a la hora de recibir la Comunión vi los ojos del sacerdote con luz. Ya en mi sitio, al arrodillarme, la locución: "Ven y sígueme".
    A los pocos días, estaba en una parroquia del Carmen. Me puse en una capilla lateral frente a la imagen de la Santísima Trinidad. A mi derecha, nuestra señora de Fátima. Durante la misa lo pasé realmente mal. Sentí esa fuerza que me tentaba, que quería atraerme. Me encomendé a la Santísima Trinidad, a nuestra Señora. Me humillé consciente de mi debilidad. A la hora de la Comunión bendije a la gente que comulgaba, llegué a escuchar algún "gracias". Temí a la hora de ir yo también a la Comunión. Pero, gracias a Dios, ¡qué bien recibí a nuestro Señor!.
    De la que iba a mi sitio vi enfrente a una persona de atuendo negro. Sus ojos, parecían también tener cierta luz. Interpreté una imitación, llamada de las tinieblas que rechacé. Y al final, cuando se levantaron personas que tenía alrededor, pareció que me insultaban...



  • TIEMPO DE CUARESMA

    «Si alguno quiere acompañarme, que no se busque a sí mismo, que tome su cruz de cada día y me siga. Pues el que quiera conservar para sí mismo su vida, la perderá; pero el que la pierda por mi causa, ése la encontrará. En efecto, ¿de qué le sirve al hombre ganar todo el mundo, si se pierde a sí mismo o se destruye? Porque quien se avergüence de mí y de mis palabras, de ése se avergonzará el Hijo del hombre, cuando venga en su gloria, en la de su Padre y en la de los santos ángeles.» († Lectura del santo Evangelio según san Lucas 9, 23-26)

    Primer Domingo de Cuaresma: Las tentaciones

    Evangelio: El Espíritu llevó a Jesús al desierto; allí lo tentó el demonio

    † Lectura del santo Evangelio según san Lucas 4, 1-13

    R. Gloria a ti, Señor.

    En aquel tiempo, Jesús, lleno del Espíritu Santo, regresó del Jordán y, conducido por el mismo Espíritu se internó en el desierto, donde permaneció cuarenta días y fue tentado por el demonio.
    No comió nada en todos esos días y, cuando se completaron, sintió hambre. Entonces el diablo le dijo:
    «Si eres el Hijo de Dios, dile a esta piedra que se convierta en pan».
    Jesús le contestó:
    «Está escrito:
    "No sólo de pan vive el hombre"».
    Después lo llevó el diablo a un monte elevado y, en un instante, le hizo ver todos los reinos de la tierra, y le dijo:
    «A mí me ha sido entregado todo el poder y la gloria de estos reinos, y yo los doy a quien quiero. Todo esto será tuyo, si te arrodillas y me adoras».
    Jesús le respondió:
    «Está escrito: "Adorarás al Señor tu Dios, y sólo a él servirás"».
    Entonces lo llevó a Jerusalén, lo puso en la parte más alta del templo y le dijo:
    «Si eres el Hijo de Dios, arrójate desde aquí; porque está escrito: Los ángeles del Señor tienen órdenes de cuidarte y de sostenerte en sus manos, para que tus pies no tropiecen con las piedras"».
    Pero Jesús le respondió:
    «También está escrito: "No tentarás al Señor tu Dios"».
    Concluidas las tentaciones, el diablo se alejó de Jesús hasta que llegara la hora.

    Palabra del Señor.
    R. Gloria a ti, Señor Jesús.

    Salmo Responsorial
    Del Salmo 90
    Tú eres mi Dios y en ti confío.
    Tú, que vives al amparo del Altísimo y descansas a la sombra del todopoderoso, dile al Señor:
    «Tú eres mi refugio y fortaleza; tú eres mi Dios y en ti confío».
    Tú eres mi Dios y en ti confío.
    No te sucederá desgracia alguna, ninguna calamidad caerá sobre tu casa, pues el Señor ha dado a sus ángeles la orden de protegerte adondequiera que vayas.
    Tú eres mi Dios y en ti confío.
    Los ángeles de Dios te llevarán en brazos para que no te tropieces con las piedras, podrás pisar los escorpiones y las víboras y dominar las fieras.
    Tú eres mi Dios y en ti confío.
    «Puesto que tú me conoces y me amas, dice el Señor, yo te libraré y te pondré a salvo. Cuando tú me invoques, yo te escucharé, y en tus angustias estaré contigo, te libraré de ellas y te colmaré de honores».
    Tú eres mi Dios y en ti confío.

    SEGUNDA LECTURA del Oficio de lectura para el Domingo I de Cuaresma

    De los Comentarios de san Agustín, obispo, sobre los salmos (Salmo 60, 2-3: CCL 39, 766)
    EN CRISTO FUIMOS TENTADOS, EN ÉL VENCIMOS AL DIABLO

    Dios mío, escucha mi clamor, atiende a mi súplica. ¿Quién dice esto? Parece que uno solo. Pero veamos si es uno solo: Te invoco desde los confines de la tierra con el corazón abatido. Por tanto, no se trata de uno solo, a no ser en el sentido de que Cristo, junto con nosotros, sus miembros, es uno solo. ¿Cómo puede uno solo invocar a Dios desde los confines de la tierra? Quien invoca desde los confines de la tierra es aquella herencia de la que se ha dicho al Hijo: Pídemelo: te daré en herencia las naciones, en posesión, los confines de la tierra.
    Por tanto, esta posesión de Cristo, esta herencia de Cristo, este cuerpo de Cristo, esta Iglesia única de Cristo, esta unidad que formamos nosotros es la que invoca al Señor desde los confines de la tierra. ¿Y qué es lo que pide? Lo que hemos dicho antes: Dios mío, escucha mi clamor, atiende a mi súplica; te invoco desde los confines de la tierra, esto es, desde todas partes.
    ¿Y cuál es el motivo de esta súplica? Porque tiene el corazón abatido. Quien así clama demuestra que está en todas las naciones de todo el mundo no con grande gloria, sino con graves tentaciones.
    Nuestra vida, en efecto, mientras dura esta peregrinación, no puede verse libre de tentaciones; pues nuestro progreso se realiza por medio de la tentación y nadie puede conocerse a sí mismo si no es tentado, ni puede ser coronado si no ha vencido, ni puede vencer si no ha luchado, ni puede luchar si carece de enemigo y de tentaciones.
    Aquel que invoca desde los confines de la tierra está abatido, mas no queda abandonado. Pues quiso prefigurarnos a nosotros, su cuerpo, en su propio cuerpo, en el cual ha muerto ya y resucitado, y ha subido al cielo, para que los miembros confíen llegar también adonde los ha precedido su cabeza.
    Así pues, nos transformó en sí mismo, cuando quiso ser tentado por Satanás. Acabamos de escuchar en el Evangelio cómo el Señor Jesucristo fue tentado por el diablo en el desierto. El Cristo total era tentado por el diablo, ya que en él eras tú tentado. Cristo, en efecto, tenía de ti la condición humana para sí mismo, de sí mismo la salvación para ti; tenía de ti la muerte para sí mismo, de sí mismo la vida para ti; tenía de ti ultrajes para sí mismo, de sí mismo honores para ti; consiguientemente, tenía de ti la tentación para sí mismo, de sí mismo la victoria para ti.
    Si en él fuimos tentados, en él venceremos al diablo. ¿Te fijas en que Cristo fue tentado, y no te fijas en que venció la tentación? Reconócete a ti mismo tentado en él, y reconócete también a ti mismo victorioso en él. Hubiera podido impedir la acción tentadora del diablo; pero entonces tú, que estás sujeto a la tentación, no hubieras aprendido de él a vencerla.

    Levántate y anda 
  
...pero Señor, yo soy un pecador, no soy ningún santo, yo no puedo. 
  
Eso ya lo sé. No me importan tus pecados, me importas TU, y te amo como eres. 
  
Es necesario que así des testimonio de mi acción en ti, y los demás reconozcan que Dios fortalece a los débiles, y así seas un signo de esperanza. ¡Levántate y anda!
    Responsorio Jr 1, 19; 39, 18
    R. Lucharán contra ti, pero no podrán contigo; * porque yo estoy contigo para librarte -oráculo del Señor-.

    V. No caerás a espada, salvarás tu vida porque confiaste en mí.

    R. Porque yo estoy contigo para librarte -oráculo del Señor-.

    Si la consecuencia del pecado es la cruz y la muerte, y Cristo soportó la cruz y la muerte para liberarnos del pecado y salvarnos, no rechaces la cruz, sopórtala, aguántala, conviértela como Jesús en redención y salvación, en sacrificio, en el amor de darse a todos y por todos. Jesús hace de la muerte, resurrección, vida. Cristo es la puerta hacia la vida. El Buen Pastor. Y María es la Madre de la Vida, con su cruz, con nuestras cruces a los pies de la Cruz de Jesús.
    Él fue traspasado por nuestras rebeliones, triturado por nuestros crímenes, sus cicatrices nos curaron Domingo III de Cuaresma: Él soportó nuestros sufrimientos y aguantó nuestros dolores.
    Domingo IV de Cuaresma: Dios cumplió de esta manera lo que había predicho por los profetas, que su Mesías tenía que padecer.
    Domingo V de Cuaresma: Él fue traspasado por nuestras rebeliones, triturado por nuestros crímenes, sus cicatrices nos curaron.
    Domingo de Ramos:  Cargado con nuestros pecados subió al leño, para que, muertos al pecado, vivamos para la justicia.

    Haz tú lo mismo. Sigue sus huellas y vivirás. Comparte sus sufrimientos que hacen justicia por los pecados, te llevan al Cielo.

    Imagen original procedente de la web "El trabajo de Dios"
    http://www.theworkofgod.org/Spanish/index.htm
    Cántico 1Pe 2,21b-24
    PASIÓN VOLUNTARIA DE CRISTO SIERVO DE DIOS
    Cristo es el justo castigado, que nos señala el camino de la vida y la salvación.
    Cristo padeció por nosotros,
    dejándonos un ejemplo
    para que sigamos sus huellas.
     
    Él no cometió pecado
    ni encontraron engaño en su boca;
    cuando le insultaban,
    no devolvía el insulto;
    en su pasión no profería amenazas;
    al contrario,
    se ponía en manos del que juzga justamente.
     
    Cargado con nuestros pecados, subió al leño,
    para que, muertos al pecado,
    vivamos para la justicia.
    Sus heridas nos han curado.
     
    V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
    R. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
    I Juan 3,1Mirad qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo somos!. El mundo no nos conoce porque no le conoció a ÉL.
    2Queridos, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando se manifieste, seremos semejantes a ÉL, porque le veremos tal cual es.
    3Todo el que tiene esta esperanza en ÉL se purifica a sí mismo, como él es puro.
    ....16En esto hemos conocido lo que es AMOR: en que ÉL dio su vida por nosotros. También nosotros debemos dar la vida por los hermanos.


    (1Jn 4, 9-11) Así Dios nos manifestó su amor:
    envió a su Hijo único al mundo, para que tuviéramos Vida por medio de él.
    Y este amor no consiste en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó primero, y envió a su Hijo como víctima propiciatoria por nuestros pecados.
    Queridos míos, si Dios nos amó tanto, también nosotros debemos amarnos los unos a los otros.
    La mujer adúltera*

    La Transfiguración*

    Cuaresma*

    La Pasión*

    Vía Crucis*

    Página de entrada*