Con-vertirse o auto-realizarse


Textos procedentes de la lectio divina del día 18 de noviembre del 2021 en la web
https://www.santaclaradeestella.es/ORACIONES/LECTIO_DIVINA_(2021-11-Noviembre).htm


PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
    «Convertirse» significa seguir a Jesús, ir con él, por su camino. Consiste, esencialmente, en esta decisión, en que el hombre cesa de ser su propio creador, cesa de buscarse sólo a sí mismo y de buscar su autorrealización, y acepta su dependencia del verdadero Creador. Fundamentalmente, existen sólo estas dos posibilidades: la autorrealización, en la que el hombre intenta crearse a sí mismo para poseer su ser completamente para él, y la opción de la fe y del amor. Esta opción es, al mismo tiempo, la decisión en pro de la verdad. Por ser criaturas, no lo somos por nosotros mismos; sólo si «perdemos» la vida, podemos ganarla.
    Esta alternativa corresponde a la elección fundamental entre la muerte y la vida: una civilización del tener y una civilización de la muerte; sólo una cultura del amor es también una cultura de la vida: «Quien quiera salvar su propia vida la perderá, pero quien la pierda la salvará» (Mc 8,35). Podemos decir asimismo que la alternativa entre autorrealización y amor corresponde a la alternativa entre el poder terreno y la cruz, entre una redención que consiste sólo en el bienestar y una redención que se abre y se confía a la infinidad del amor divino. La conversión exige que no sólo de una manera general, sino día a día, en las pequeñas cosas, la verdad, la fe y el amor se vuelvan más importantes que nuestra vida biológica, que el bienestar, que el éxito, que el prestigio y que la tranquilidad de nuestra vida. De hecho, el éxito, el prestigio, la tranquilidad y la comodidad son los falsos dioses que mayormente impiden la verdad y el verdadero progreso en la vida personal y en la vida social
(J. Ratzinger, // cammino pasquale, Milán 1985, pp. 19ss, oassim [edición española: El camino pascual, Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid 1990]).

CONTEMPLATIO
    El hombre había sido creado para servir a su Creador. ¿Qué puede haber más justo para ti que servir a aquel por el que has sido creado y sin el cual no puedes existir? ¿Y qué puede ser más bello y sublime, si servir es reinar? «No serviré», dijo el hombre a su Creador.
    «Pues bien, te serviré yo», dijo el Creador al hombre. «Reposa, tomaré sobre mí tus males, me cargaré con tus debilidades. Usa de mí como te plazca, según tus necesidades; no sólo como de tu esclavo, sino incluso como de un asno... Si estás cansado, yo te llevaré para ser el primero en cumplir mi ley, que dice: "Llevad los unos las cargas de los otros». Si te reducen a esclavitud o si quieren venderte, aquí estoy, véndeme... Si estás enfermo y temes la muerte, yo moriré en tu lugar y con mi sangre tendrás el remedio que da vida».
    ¡Oh siervo bueno y fiel! Has servido realmente; has servido con fidelidad y realidad; has servido con paciencia y longanimidad; sin tibieza, puesto que te has lanzado como un gigante a correr por el camino de la obediencia; sin murmuración, puesto que, flagelado, no abriste la boca. ¡Qué detestable es el orgullo humano que desdeña servir! No podía ser doblegado de ningún otro modo que con el ejemplo del servicio -¡y qué servicio!- rendido por nuestro Señor. ¡Oh, si al menos hubiera valido ese ejemplo! ¡Si se diera gracias por tanta humildad y bondad! Sin embargo, aún me parece oír el lamento del Señor, que llora por la ingratitud... Ciertamente, Señor mío, has sufrido mucho por servirme. Sería verdaderamente justo y una obligación que al menos de ahora en adelante tú reposaras y tu siervo te sirviera: ha llegado tu turno. Tú has triunfado, Señor; has triunfado sobre los rebeldes. Tiendo mis manos a las tuyas y pongo mi cuello bajo tu yugo. Permíteme servirte y poder sufrir algunas penas por ti (Guerrico dlgny, Primer sermón para el domingo de Ramos, 1-3, passim).

ACTIO
    Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra: «Dios nos libre de abandonar la ley y sus preceptos» (1 Mac 2,21).

MEDITATIO
    El «día de la salvación» y el «día del juicio» coinciden: es el día de la elección absoluta, día que corresponde en nuestro caso a toda la vida y se condensa en el instante de la muerte. Se trata del día en el que hemos de decidir si estamos «con él» o «contra él», y no valen medias tintas, componendas, vacilaciones, distinciones. La persecución es gracia siempre que se convierta en ocasión de un testimonio de fe. El Señor «visita» para salvar. Si su visita se transforma en condena, es sólo obra nuestra.

REZA EL SANTO ROSARIO (Mapa del sitio)*


Portada de REZA EL SANTO ROSARIO*


Algunas lecturas del oficio sobre el Espíritu Santo



El Espíritu Santo, Señor y dador de Vida, procede del costado abierto de Jesús, del sagrado Corazón traspasado del Cuerpo glorificado de nuestro Señor Jesucristo.
Es la corriente de agua vivificadora que sale del templo de su Cuerpo, que sanea y da frutos de vida eterna.

Con-vertió.