Corpus 2013

Para hablar de lo acontecido en el Corpus 2013 me he de remontar a días antes de Pentecostés.
Estaba en la iglesia de san Francisco. Debajo de la estatua de un mártir, un joven. Parecía con la intención de acompañarme porque detrás de mí, dos personas hablaban con palabras que me pareció que contenían una trampa, cruz.
El caso es que lo vi. Tuve una visión.
Había un individuo en la penumbra y sus manos tenían sangre.
Tuve la certeza de que esa sangre era la de Jesús que se derramaba.
Pena, sufrimiento y tristeza vinieron a mí. Me pude contener.
Es Pilatos, -me dije-.
Sí, un destello en su pecho como de vestidura romana.
Recé mi Rosario. Tenía la compañía de música de órgano. Parecía una composición moderna, con sonidos de aguas.
Vidrieras enfrente con dibujos y referencias apocalípticas.
Por estos días se produce un grave tornado en América, dejando bastantes víctimas. Entre ellas niños que estaban en un colegio.
También el asesinato, degollamiento de un militar en Londres.
En las imágenes que vimos en las noticias, uno de sus asesinos, con las manos manchadas de sangre comenta lo que ha hecho.
Dicen que son integristas musulmanes.
En Francia manifestaciones contra la ley de matrimonio homosexual.
Un militar de este país salva la vida. Nuevo intento pero ahora fallido de asesinato.
Graves inundaciones en centroeuropa.
En Navarra llevan 3.
Desastres en China.
Muertes injustas por terrorismo y guerra en Siria e Irak.
Otro tiroteo en santa Mónica, América.
Compromiso en la ONU de algunos países para reducir o ser más vigilantes en el comercio de armas.

Llega vísperas de Pentecostés, un incidente de rechazo. Y Pentecostés.
Días después leo la referencia papal a 2 Jn 1, 9 en la homilía de Pentecostés que hace que la preocupación se incremente.
Confío en Dios. Continúo por el camino que el Señor me ha ido mostrando sin intentar desviarme y por el que tantas Gracias he recibido.
Durante la semana hacia el domingo de la Stma. Trinidad, tengo la visión del escudo de San Pedro en la iglesia del Carmen e instantes después, para mi sorpresa, me encuentro en una mesilla un monográfico del Papa Francisco.
El sábado me desplazo a otra ciudad. El Espíritu Santo obra con gran fuerza en mí, al invocarlo, al pedirlo para esa ciudad en la que he visto tristeza y apatía, impulsándome a imponer las manos (en pensamiento) a quien me encontraba. Incluso siento en mí al Jesús de la Misericordia momentos antes de ir a comulgar al tocar la medalla escapulario que llevo en mi pecho con el Sagrado Corazón de Jesús.
Hasta que se produjo un incidente muy grave de rechazo. Esto me descolocó bastante durante el resto del día.
Pero bueno, confías en el Señor, sigues adelante, aunque ahora arrastres la cruz y tu semblante haya cambiado y estés algo bloqueado, inhibido.
De hecho, si no se hubiese producido este incidente puede que me hubiese saltado el manifestar públicamente el rezar, compartir, unidad, cruz y fidelidad. Estamos al servicio de Dios y Él sabe de que manera le podemos ser útiles mejor, aunque con la duda de si nuestros defectos han podido frustrar el día. Porque la acción del Espíritu Santo en vasijas toscas como la mía a veces no es fácil de sobrellevar. Hay que procurar ser siempre muy humildes. (II Cor 4, 6-15)
El mal sufrido Dios lo recompensa con creces.
El Señor me ha colmado sobre todo de atenciones místicas. Y aún hoy me sigue sorprendiendo.
Para soportar mejor el mal infringido, he tomado el ejemplo del centurión que tenía un siervo gravemente enfermo Mt 8, 5; Mc 7, 1.
Digamos que militarizarme al servicio de Dios.
Intentar cumplir la voluntad de Dios, ir a donde el quiera, aunque haya sido maltratado.
Las tentaciones de rencor se pueden producir, pero no consentidas, son reparadoras.
Hacer lo que Dios parece indicarte, o bien poner en práctica lo que uno piensa que Jesús haría, dejando el resto al Señor, que es el que perdona, redime, repara, ama.

Es en esta ciudad donde tengo otra visión, fue como la del escudo de san Pedro en el Carmen, la imagen de la Guadalupana emerge y la veo durante unos instantes.
En una homilía en la radio, quizás de la solemnidad de la Santísima Trinidad escucho lo de "aguas estancadas".
Para mi sorpresa, al día siguiente, en las oraciones de la misa, escucho algo como la disponibilidad a renovar la Iglesia.
Pasan los días, un día, al desayunar detecto el olor a aguas residuales. Me preguntaba si era por mí, ¿qué estaba haciendo mal?
Pero de esta que me encuentro con un camión de desatascos al lado de una capilla. En otro lugar, en una parque cerca de una iglesia, también. Si bien, no recuerdo si percibí el olor.
Si un miembro del Cuerpo peca, se resiente todo el Cuerpo. Si tienes una rozadura en el pie, esto te puede hacer dejar de caminar o hacerlo con dificultad.
Las vísperas del Corpus, después de caminar, confesar, edificar, aunque fuese sencilla y pobremente, y de sufrir en este caso cruces más procedentes de las tinieblas, cansado, estuve en misa en la iglesia de san Pedro.
En la consagración del vino, sufrí en esta ocasión una visión que parecía sacrílega. Pero uno está en cierto modo curado de espantos y confía en Dios y sigue adelante.
Las visiones de las tinieblas suelen conllevar un componente de tentación.
Te intentan envolver, engañar, u obligar a que participes del mal.
Hacerte creer que la visión procede de ti, de tu voluntad o, si no lo logra, hacerte participar del mal (obligarte).
Por eso es muy importante reconocer que una cosa es sentir y otra consentir, (en la que tu voluntad se hace partícipe).

La visión maligna que tuve fue de que se había escupido en el contenido del cáliz.
La tentación está en que el maligno te quiere hacer creer que has sido tú, y como ve que no cuela, obligarte a participar (a veces actúa como un imán, te intenta arrastrar, pero sabes que no vas a ser tentado por encima de tus posibilidades y confías en Dios).
A Dios gracias, el Señor me ha ido aquilatando, y si hace unos años esto me hubiese producido cierto shock, ahora me dejó algo traspuesto y preocupado sobre el significado.
Es más, a la hora de la Comunión, la recibí en la mano, y al desplazarla a la boca, busqué el cáliz en el Altar. Y como si la hubiese pasado primero por el cáliz, la llevé a la boca.
Si hay que reparar por algo: "Aquí estamos Señor para hacer tu voluntad".
Luchar por la fe de nuestros mayores, de tantos mártires que dieron la vida por ello, por Jesús.
Llegamos al Corpus. Con cruz, tribulaciones, no recuerdo bien en que parte de la misa (en el Kirie, el Gloria o en los Salmos), pero vuelve a mí la visión de Pilatos.
Pero ahora, la sangre de Jesús la recogía en mis manos.
¡Oh Señor! ¡Que Gracia tan grande! Mis manos se hicieron cuenco.
Pero, ¿qué hago con ella?
Por que las Gracias que recibo procuro entregarlas, compartirlas o aplicarlas.
¿La ofrezco al pueblo para que se santigüe?
No me pareció el lugar adecuado, como agua bendita.
Aspersión. Tampoco.
Para el perdón de los pecados está el sacramento de la Confesión.
Posteriormente me viene nuevamente a la mente la visión del día anterior en el cáliz. Tengo la duda de si fue a la hora de limpiarlo.
Más tribulaciones.
Por la tarde tengo ánimo, y de 5 a 6 acudo al llamamiento del papa Francisco de adoración ante el Santísimo.
El lugar adecuado para la sangre recogida es el cáliz. Y allí en pensamiento la deposité.
Mis manos como si deslizasen el contenido. El cuenco se torna hacia el cáliz para que el contenido fluya hacia el.
Él renueva, repara, redime, perdona y tiene misericordia de todos nosotros.
Estoy al lado de una pared (no negar), en el lateral de un confesionario rematado por una piña (aunar, no rechazar) y en el techo se ven cables (no traicionar).
Para mi sorpresa, las oraciones que se pronuncían estaban en sintonía con esto. O quizás fueron el motivo de que hiciese lo que tenía que hacer.
Humildad, reconocimiento de fallos, y gratitud porque el Señor sigue confiando.
Otro buen signo es que enseguida el mal se arma y me hacen la hora muy dura. Ofrezco las cruces con alguna protesta.
Pero, ¿estoy haciendo lo que debía? ¿Es lo que quiere el Señor? ¿se desperdiciará?
Me viene a la mente un grabado.
Voy a verlo. Una mujer (¿María medianera de todas las Gracias?) derrama desde el Cielo un cántaro sobre la tierra, donde hay un hombre que ara con una yunta en el campo al lado de una casa.
(Pues ni María ni yunta, ver Santa Eulalia de Mérida y san Isidro labrador).
¿Me habré equivocado?
Es lunes. Voy a misa. El evangelio del día es sobre los viñadores arrendatarios homicidas (Mc 12, 1-12).
Sin embargo me ratifico en mi decisión porque creo que es lo que hubiese hecho Jesucristo.
Del cáliz es partícipe todo el pueblo, y entre ellos el servidor de Dios y del pueblo, el sacerdote, que comparte su manto.
A 12.06 hasta María Inmaculada comparte su manto azul. La familia de Dios responde.
Hace un momento acabo de escuchar la oración de san Carlos Lwango y compañeros mártires:
Señor Dios, que has querido que la sangre de los mártires sea semilla de nuevos cristianos, haz que el campo de tu Iglesia, regado con la sangre de san Carlos Lwanga y de sus compañeros mártires, produzca abundante cosecha para tu reino. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.
Confirma lo realizado.
Somos siervos inútiles que hicimos lo que teníamos que hacer.
"El sacerdote ha sido elegido de entre los hombres y puesto al servicio de los hombres en las cosas que se refieren a Dios.
Con permanente alegría y verdadera caridad continuad la misión de Cristo Sacerdote, no buscando vuestros intereses sino los de Jesucristo...
"Teniendo presente el ejemplo del Buen Pastor que no vino a ser servido sino a servir y a buscar y salvar lo que estaba perdido".
Pd: Los acontecimientos se han seguido produciendo, entre ellos el caso de la llamada Beatriz. En El Salvador, una mujer con lupus y problemas renales solicitó que le realizasen el aborto del embarazo de una niña que llamamos Beatriz, con, decían, falta de parte del cerebro. Preveían que moriría poco tiempo después de nacer.
El aborto está prohibido en El Salvador.
Así que lo que hicieron fue practicarle una cesárea y la esterilizaron.
Beatriz murió horas después.
Beatriz pudo vivir más tiempo, no se lo permitieron.
El embarazo de su madre era de alto riesgo, pero con la atención adecuada, se pudo llevar a término, según comentario experto escuchado.
Beatriz, tenía derecho a vivir y a ser tratada con dignidad.
Recuerdo la película sobre el sacerdote español Pablo que se despeñó ¿en el Moncayo?
Él, acompañó a una madre cuyo hijo en gestación le habían dicho que moriría al poco de nacer.
Y el nacimiento se hizo en felicidad.
Madre y sacerdote gozaron con su nacimiento, con su bautismo. Al poco tiempo, el bebé falleció.
Llegué a pensar que la buena gente pondría todo a su disposición para salvaguardar la vida y la dignidad de madre e hija.
Parece ser que me equivoqué.
Perdóname amigo Pablo, yo no acompañé a Beatriz, y a su madre.

La coincidencia con la memoria de san Bonifacio, el apóstol de Alemania (a día de hoy en centroeuropa con graves inundaciones), que además tiene una interesante carta (en el apéndice final) es signo junto con otros como lo escrito sobre santa Beatriz de Silva por las SCTJM, fechado en el 2005. Las manifestaciones desafortunadas o la falta de ellas sobre este caso pueden tener relación.
En la memoria de santa Beatriz de SCTJM, entre otras cosas pone:
"Vivimos en una sociedad permisiva, que parece no reconocer frontera alguna. El resultado está a la vista de todos: la expansión del vicio en nombre de una malentendida libertad, que, ignorando el grito indignado de las conciencias rectas, se burla y conculca los valores de la honestidad, del pudor, de la dignidad, del derecho de los demás, es decir, de los valores sobre los que se basa cualquier convivencia civil ordenada".

Motivado por esto intento cortar con la mala semilla que se está sembrando; doy testimonio del "no matarás". De que fe y razón van juntas.
Beatriz tenía derecho a vivir, aunque solo fuese unos meses más.
A ser tratada con respeto y dignidad.
Al lado de una clínica abortiva huelo esas aguas residuales.
Justo delante de donde me puse a rezar en la capilla de un hospital, veo un escupitajo.
¡Cuántos signos!
Todavía recuerdo el caso de una mujer hispanoamericana que le dijeron que abortara, que su hijo venía con malformaciones.
Ella se negó e incluso su marido la abandonó.
Tuvo un hijo precioso, sin ninguna de esas malformaciones.
Hay personas que viven sin parte del cerebro.
También recuerdo que tras la aprobación del matrimonio homosexual, entrevistaban en una oficina a una pareja de jóvenes.
Uno de ellos comentaba que ahora que habían conseguido "esto" buscarían otras formas de matrimonio.
No nos toca juzgar a las personas, pero sí defender la verdad, el respeto y la dignidad humana, la vida, la libertad, el bien, reparar.

Defiende la vida amig@. El mundo está lleno de trampas, no caigas en ellas por favor. Sigue al Señor, sé fiel a sus mandamientos y no te perderás.
A la dignidad y memoria de Beatriz.

Apéndice: Pilatos
Hace unos años quise conocer el cementerio de Paracuellos del Jarama, cerca de Madrid. Allí fueron fusilados durante la Guerra Civil (1936-9) miles de españoles. Entre ellos sacerdotes, religiosos/as, personas católicas. Por su fe.
Según me informé, hay varias tumbas colectivas. Mártires, santos, están enterrados allí.
Me acerqué. Cogí un autobús y me bajé en el cementerio. Pero, cerrado. Así que subí al pueblo. Lo recorrí, recé, también en su cementerio donde hablé con un encargado. Le comenté, no sé si equivocadamente, que me parecía haber visto mucha gente joven.
Pedí por ellos. Sobre todo por los que más lo necesitasen.
¡Lo que pasarían los que lo vivieron!
Por la tarde en un parquecito, cogí el autobús de vuelta. Recuerdo que antes pedí perdón por sí había molestado a alguien. Ni mucho menos me sentí frustrado. Me di cuenta de que mi labor era estar en el pueblo, con el pueblo y para el pueblo.
Aún tengo en una camisa la marca de resina que me dejó uno de los árboles en los que me apoyé.
Años después estuve en un pueblo minero donde habían matado a religiosos, algunos muy jóvenes. Solo por enseñar en una escuela católica. Tuvieron que traer gente de otra parte para asesinarlos, porque los del pueblo se negaron. Lo hicieron como para escarmentar.
Es como se comporta el mal en muchas ocasiones.
Para someter, esclavizar voluntades, obligan a hacer cosas contra Dios, la justicia, la ley.
La soberbia de querer hacerse dios, y disponer de la vida de los demás.
Los etarras comentaban que cuando había disensiones, discusiones dentro del grupo, con un atentado, matando, se solucionaban. Mal sobre mal.
¡Ojo con esto! En un nivel de consecuencias no tan graves, el mal funciona igual.
Lo llaman pecado social.
El tratamiento injusto, la persecución o maltrato planificado a una o varias personas.
Y las prácticas autoritarias, para someter y esclavizar, en las que la autoridad pide hacer un mal al subordinado. En muchas ocasiones, maltratando a un semejante.
O bien que se haga algo en contra de la ley de Dios o las leyes.
Se debe obedecer al bien, no al mal que es pecado.
Pues bien, el lugar donde los asesinaron, está al lado del cementerio. De aquella era un erial. Sentí dolor en el corazón.
Impresiona ver el pueblo enfrente. Para los que han tenido que vivir con ello debe haber sido duro.
Recuerdo con tristeza una esquela atea.
Morir sin la esperanza de una vida mejor, sin esperar una vida en el Amor de Dios da mucha pena. El no haber reconocido en el mundo ese amor que sostiene el mundo a pesar de nuestros pecados. Y el que los creyentes no hayamos podido hacerles ver ese Amor.

Y ya que me he metido en estos derroteros voy a comentar un documento televisivo que me impresionó titulado “los de Burgos”.
En este caso, los llamados nacionales mataban a los denominados rojos en las cercanías de un pueblo de Palencia.
Tras el primer fusilamiento en campos cercanos al pueblo, estos palentinos se atrevieron a recoger los cadáveres y enterrarlos en una fosa común en su cementerio. Tiempo después, un segundo fusilamiento. Hicieron otro tanto, incluso dispusieron de algún ataúd.
Del pueblo burgalés de los matados comentaron que uno de ellos era un profesor, que era un hombre bueno pero que por ser ateo lo habían “paseado”.
Con el paso de los años familiares de estas personas acudían con el párroco de su pueblo el día de todos los santos a hacer la visita al cementerio. Hace unos años desenterraron sus cuerpos y se los llevaron. Comentaban la difícil convivencia en el pueblo con aquellos que tuvieron alguna responsabilidad en sus muertes.
Homenaje a las gentes de ese pueblo palentino extensivo a todo aquel que hubiese hecho algo semejante. A las familias y acompañantes como el párroco del pueblo.
Si tienes algo contra alguien, reza por él, bendícele (deséale el arrepentimiento, la conversión, que ame). Dios te ayudará a perdonar y a superar el rencor aunque tengas momentos de tentaciones, que si no consientes, pueden reparar tus propios pecados.
No te reconcomas.
No caigas en la trampa del mal que procura que tu también hagas el mal.
Te conviertas en un ser rencoroso, vengativo, amargado, infeliz, que tiendas a la destrucción y a la autodestrucción, al odio.
Por eso ¡que importante es intentar amar a los enemigos!
Desear que se conviertan y se salven.
De esta manera te purificas de tus propios pecados y puedes ayudar a tus seres queridos vivos o difuntos en su redención.
Al mal solo se le vence con el bien.
Confía en Dios. Déjale a Él la justicia.
La humana siempre es más benévola que la divina, de la que nadie se escapa.
Por lo que es preferible pasar por la humana o intentar pedir perdón y reparar en este mundo, antes que enfrentarse a la divina.
Me viene a la mente el fusilamiento del poeta Federico García Lorca. Uno de sus biógrafos comentó que antes de que fuera asesinado preguntó si a pesar de sus pecados Dios le podría perdonar. El hombre que le respondió le dijo que sí, que la misericordia de Dios así lo permitía.

Vuelvo a Paracuellos. Antes de ir allí me informé por internet. En una de las sacas (grupo de personas que llevaban a fusilar), unos camiones parece ser que se perdieron. Entonces, en vez de llevarlos a Paracuellos, fueron hasta la cárcel de Alcalá de Henares. Allí los dejaron. El delegado especial de prisiones era un anarquista de baja estatura. El Señor D. Melchor Rodríguez †1973 q.e.p.d .
Ocurrió que tras un duro bombardeo de la ciudad, algunos se acercaron a la prisión con la intención de linchar a los presos.
La enérgica actuación de este hombre que puso en grave peligro su vida los salvó. Se le ha llamado el Ángel Rojo.
Hace no mucho vi un documento por televisión en el que se decía que a su funeral acudieron personas de todas las tendencias políticas, incluyendo a generales.
El Ángel Rojo no fue otro Pilatos. Hizo lo que tenía que hacer.
Y no solo salvó a unos hombres de la muerte, sino también a una ciudad del pecado que unos cuantos hubiesen cometido.
En un montículo de Alcalá tienen un monolito antiguo con dos citas bíblicas: Is 37, 35 " y yo protegeré a esta ciudad para salvarla por amor de mí y de mi siervo David" y Jer 17, 25: "Si en verdad me escuchais esta ciudad estará siempre habitada".
Se refería a santificar el día del Señor, en la que pone que si respetan el día del Señor, Él les protegerá.
Al menos, eso me pareció.
Y mirando a mi alrededor, parecía que efectivamente el día del Señor era respetado.
A Pilatos muchos lo hemos contemplado como alguien que “quiso salvar a Jesús”.
Con una equivocada benevolencia porque era su obligación.
Debía haber salvado a Cristo, y no lo hizo.
Sabía que era inocente, y sin embargo lo entregó.
Se saltó la ley (no encontró causa para sentenciarle).
Se plegó a la voluntad del mal.
Su responsabilidad fue mayor, porque teniendo obligación de salvarle, lo entregó a la muerte.
Por eso, todo aquel que tiene un cargo de responsabilidad debe cumplir su obligación, del que responderá sino ante los hombres, sí ante Dios.
El grupo al que pertenece también tiene responsabilidad si le permite hacer el mal o ser permisivo.
El tema del aborto es piedra de toque.
Art. 15 de la Constitución Española: Todos tienen derecho a la vida y a la integridad física y moral.
Esta ley, conforme a los mandamientos de Dios, se ha conculcado.
Con el tiempo se ha visto que los que parecían garantes de la ley han quedado, con su propio comportamiento, en evidencia.
Para avergonzarse.
Y este es mi convencimiento, mejor pasar por la justicia humana o reparar en lo posible en este mundo, que pasar por la divina, la de nuestra propia conciencia a la Luz de la Verdad.
Que es misericordiosa sí, pero a la que no se le escapa un solo detalle.

La gran noticia para este día es que ni una gota de la sangre del Redentor en sí o en sus hijos se desperdicia.
Una gota del Redentor tiene de por sí un valor omnipotente.
¿Quién puede resistirse a tanto Bien, a tanta Bondad?
Amig@, cuando te encuentres a algún Pilato, además de orar por él (amar a los enemigos), y bendecirle (desear que se convierta), recoge la sangre que derrame de tu herman@ con humildad y sencillez y deposítala en el cáliz del Señor.
El Cuerpo y la Sangre del Señor que Él comparte con nosotros, es para que hagamos otro tanto.
Comulgamos para compartirlo con los demás, sobre todo con los que más lo necesiten.
Los dones y Gracias, los sacramentos impartidos y recibidos, las profesiones religiosas, la unción, las devociones, sacramentales, el Espíritu Santo que recibes, son para darlos o compartirlos.
El hombre sin Dios, o que utiliza a Dios busca apropiárselos.
Su tendencia es intentar destruirlos, porque le falta amor.
¡Solo Dios basta!
Lo que Dios maravillosamente te da es para compartir, dar, imponer las manos (de aplicar unción, desear un bien, nunca obligando).
Para servir a Dios, sirviendo a las personas para que se salven.
Y la felicidad está en esto, que como Jesús, lo entregas todo, por amor.
Lo único que no quieres perder es la amistad del Señor, al Padre, al Hermano, el que el Espíritu Santo te acompañe, la maternidad de María. La familia de Dios.
Es lo que hizo Jesús, darlo todo, por Amor.
“Somos siervos inútiles que hicimos lo que teníamos que hacer”.
El Señor ha estado grande con nosotros.


Apéndice: Memoria de san Bonifacio en el oficio de lectura, 5 de junio.
SEGUNDA LECTURA  
De las Cartas de san Bonifacio, obispo y mártir (Carta 78: MGH, Epistolae 3, 352. 354)
Pastor solícito que vela sobre la grey de Cristo
    La Iglesia, que como una gran nave surca los mares de este mundo, y que es azotada por las olas de las diversas pruebas de esta vida, no ha de ser abandonada a sí misma, sino gobernada.
    De ello nos dan ejemplo nuestros primeros padres Clemente y Camelia y muchos otros en la ciudad de Roma, Cipriano en Cartago, Atanasio en Alejandría, los cuales, bajo el reinado de los emperadores paganos, gobernaban la nave de Cristo, su amada esposa, que es la Iglesia, con sus enseñanzas, con su protección, con sus trabajos y sufrimientos hasta derramar su sangre.
    Al pensar en éstos y otros semejantes, me estremezco y me asalta el temor y el terror, me cubre el espanto por mis pecados, y de buena gana abandonaría el gobierno de la Iglesia que me ha sido confiado, si para ello encontrara apoyo en el ejemplo de los Padres o en la sagrada Escritura.
    Mas, puesto que las cosas son así y la verdad puede ser impugnada, pero no vencida ni engañada, nuestra mente fatigada se refugia en aquellas palabras de Salomón: Confía en el Señor con toda el alma, no te fíes de tu propia inteligencia; en todos tus caminos piensa en él, y él allanará tus sendas. Y en otro lugar: Torre fortísima es el nombre del Señor, en él espera el justo y es socorrido. Mantengámonos en la justicia y preparemos nuestras almas para la prueba; sepamos aguantar hasta el tiempo que Dios quiera y digámosle: Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación.
    Tengamos confianza en él, que es quien nos ha impuesto esta carga. Lo que no podamos llevar por nosotros mismos, llevémoslo con la fuerza de aquel que es todopoderoso y que ha dicho: Mi yugo es suave y mi carga ligera. Mantengámonos firmes en la lucha en el día del Señor, ya que han venido sobre nosotros días de angustia y aflicción. Muramos, si así lo quiere Dios, por las santas leyes de nuestros padres, para que merezcamos como ellos conseguir la herencia eterna.
    No seamos perros mudos, no seamos centinelas silenciosos, no seamos mercenarios que huyen del lobo, sino pastores solícitos que vigilan sobre el rebaño de Cristo, anunciando el designio de Dios a los grandes y a los pequeños, a los ricos y a los pobres, a los hombres de toda condición y de toda edad, en la medida en que Dios nos dé fuerzas, y a tiempo y a destiempo, tal como lo escribió san Gregorio en su libro a los pastores de la Iglesia.

Responsorio     1Ts 2, 8; Ga 4, 19
R. Queríamos daros no sólo el Evangelio de Dios, sino incluso nuestro propio ser, * porque habíais llegado a sernos muy queridos. (T. P. Aleluya.)

V. ¡Hijos míos!, por quienes sufro de nuevo dolores de parto, hasta ver a Cristo formado en vosotros.

R. Porque habíais llegado a sernos muy queridos. (T. P. Aleluya.)

Oración
Señor que la intercesión de tu mártir san Bonifacio nos ayude a mantener con firmeza y a proclamar con nuestras obras aquella misma fe que predicó con su palabra y testimonió con su sangre. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.



Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, te adoro profundamente y te ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, presente en todos los Sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias con que El mismo es ofendido. Y por los méritos infinitos de su Sagrado Corazón y del Corazón Inmaculado de María te pido la conversión de los pobres pecadores.
El Señor no deja de sorprendernos. La Buena Nueva no es algo estático, sino dinámico, se va edificando, construyendo sobre los cimientos que son Cristo, y cuyo pilar es María.
El día del Sagrado Corazón de Jesús, durante la misa, me vino a la mente un paso de procesión de la iglesia en la que me encontraba: Jesús coronado de espinas. Es un Cristo de medio cuerpo para arriba. Se fijó en mi mente.
¿Qué ocurrió en la coronación de espinas?
La humillación y la burla a Jesús. Era maltratado física y psíquicamente, recibiendo escupitajos.
Mateo 27, 27-31: Los soldados del gobernador llevaron a Jesús al pretorio y reunieron a toda la guardia alrededor de él. Entonces lo desvistieron y le pusieron un manto rojo. Luego tejieron una corona de espinas y la colocaron sobre su cabeza, pusieron una caña en su mano derecha y, doblando la rodilla delante de él, se burlaban, diciendo: «Salud, rey de los judíos». Y escupiéndolo, le quitaron la caña y con ella le golpeaban la cabeza. Después de haberse burlado de él, le quitaron el manto, le pusieron de nuevo sus vestiduras y lo llevaron a crucificar.
¿De qué se limpia Pilatos cuando entrega a Jesús?
De la Sangre de nuestro Salvador mezclada con fluidos humanos.
De la sangre procedente del martirio físico, pero también con los elementos del martirio psíquico.
Sangre humana manchada por el pecado que la divinidad del Salvador tiene la capacidad de redimir.
¿Qué aprendí?
  1. Que la Sangre de Cristo lleva en sí el martirio físico y el psíquico.
  2. A superar mejor la pena por cualquier tipo de sacrilegio. El maltrato a Jesús (y a los jesuses/as), físico y psíquico es el sacrilegio.
  3. Y.... seguimos caminando, con Jesús, espero.
    +Al poco tiempo de esto, vi nuevos escupitajos, pero estos involuntarios, con secreciones pulmonares.
    Él carga también con nuestras enfermedades.
Dice Atilano Alaíz en un libro que recomiendo: “Jesús habla hoy, el Evangelio de cada día” en referencia al comentario a la misa del jueves de la 10ª semana del tiempo ordinario (13.06 para el 2.013) Mt 5, 20-26:
“No solo se hiere al hombre en su integridad corporal, también se le hiere con agresiones psicológicas produciéndole sufrimientos, traumas, miedos, complejos, falta de autoestima. Con frecuencia las mutilaciones psicológicas son más dañinas que las físicas”.
Mas adelante comenta: “una Eucaristía celebrada por comensales que no están reconciliados es un gran sacrilegio, una mentira radical. La Eucaristía es una comida de hermanos que supone la acogida mutua; es la celebración del misterio de la unidad comunitaria como icono de la Trinidad.
Del diario de santa Faustina 268.
Jesús se presentó delante de mí inesperadamente, despojado de las vestiduras, cubierto de llagas en todo el cuerpo, con los ojos llenos de sangre y de lágrimas, la cara desfigurada, cubierta de salivazos. De repente el Señor me dijo: La esposa debe asemejarse a su Esposo. Entendí estas palabras en profundidad. Aquí no hay lugar para ninguna duda. Mi semejanza a Jesús debe realizarse a través del sufrimiento y la humildad. Mira lo que ha hecho Conmigo el amor por las almas humanas, hija Mía; en tu corazón encuentro todo lo que Me niega el número tan grande de almas.

Ser valiente por Cristo ante cualquier sistema y clientelismo contra el Camino, la Verdad y la Vida.
Dios no olvida al que da la cara por Él.
Sé fiel.

Había comentado la imagen de una mujer con vasija vertiendo sobre nubes y abajo hombre con yunta arando y casa. No me quedé bien con la imagen.
San Isidro labrador debió de mezclarse en mi memoria con lo que vi.
No hay imagen humana. No hay yunta ni campos que son arados. Hay maíz. Casa y algún animal, pero sin personas.
Alrededor, fuera de escena, ángeles con una especie de cornetas arriba, y abajo como dragones.
Si quieres ver la imagen pasa a:
Santa Eulalia de Mérida y san Isidro labrador
Quédate con lo mejor, lo que te aporte algo positivo y recuerda, todos servimos para algo, aunque sea de mal ejemplo para los demás.
No rechaces a nadie ni deseches nada, porque no hay persona que tenga su momento, ni cosa que tenga su lugar.
Dios te ama con locura



Santa Eulalia de Mérida y san Isidro labrador

Historias del Corpus

Rezos al Santísimo

Hora Santa (archivo word para descargar en zip 48,5 Kb)

Misa del Corpus para el ciclo "C"

inicio