10/12 Santa Eulalia
Virgen y mártir, rojo
Una de las mártires más famosas del cristianismo.
Eulalia, nació en Mérida, a fines del siglo III. Era una de las ciudades más importantes de la Península Ibérica.
Santa Eulalia había manifestado cuál era su vocación: aspirar al cielo y guardar intacta su virginidad. Con doce años fue martirizada.
Cuando la cruel persecución obligaba a los cristianos a ofrecer incienso y sacrificar víctimas a los dioses, sus padres, la llevaron a una casa de campo apartada.
Pero una noche, marchó campo a través, acompañada por una luminosa comitiva angélica.
Llegada a la ciudad, se presentó ante el tribunal, al que dijo: "Decidme, ¿qué furia es esa que os mueve a hacer perder las almas, a adorar a los ídolos y negar al Dios criador de todas las cosas? Si buscáis cristianos, aquí me tenéis a mí: soy enemiga de vuestros dioses y estoy dispuesta a pisotearlos; con la boca y el corazón confieso al Dios verdadero.
Su martirio se convirtió en una carnicería, ella dijo:
"He aquí que escriben tu nombre en mi cuerpo. ¡Cuán agradable es leer estas letras, que señalan, oh Cristo, tus victorias! La misma púrpura de mi sangre exprimida habla de tu santo nombre".
La aplicaron por todas partes, hachones encendidos.
De su boca salió, una paloma blanca que tomó el camino de las estrellas: era el alma de Eulalia. Así lo vieron estupefactos y dieron de ello testimonio el verdugo y el mismo lictor un día 10 de diciembre.
Tal es la primorosa descripción que nos dejó Prudencio del martirio de Eulalia de Mérida, en admirable coincidencia con las actas que sobre estas mismas hazañas escribiera un testimonio ocular.
Nota: Resumen de texto firmado por Ángel Fábrega Grau en http://www.mercaba.org\SANTORAL\Vida\12\12-10_S_Engracia.htm

Se observa la cruz de los ángeles arriba.
En la escena principal un mujer ocupa la atención principal por sus dimensiones.
Con los pies apoyados en tierra, vierte el contenido de una vasija en las nubes, o bien produce como nubes.
Hay dos ángeles a derecha e izquierda que participan también generando estas nubes (están justo en la raya).
La mujer lleva la palma del martirio en su mano izquierda, recogiendo a su vez el manto.
Bajo las nubes, una casa con establo y dos animales (parecen de labor, dos bueyes quizás) que por un camino, parecen ascender hacia ella.
Un maizal bajo los pies de la mujer, y más abajo un camino por donde sube un jabalí perseguido por un perro.
Otro edificio a la derecha de la mujer, parece una iglesia, tiene escalinatas.
Fuera de la escena, arriba, dos ángeles que tocan una especie de trompetas.
Dos caras a derecha e izquierda de las trompetillas. Abajo, dos dragones. Con una de sus zarpas agarran el marco de la escena. Parece como si tiraran hacia abajo.
Hay algo a destacar, la falta de seres humanos en la escena. Únicamente la mujer, que probablemente viene a representar a la niña santa Eulalia de Mérida.
La característica de esta niña es su fidelidad y valentía antes y durante el martirio.
Dios pone a nuestra disposición la Creación, para servirle a Él y al prójimo.
Todo fue creado por amor para que le sirvamos con amor.
La sangre de mártires es semilla de nuevos cristianos. Que el campo de la Iglesia regado con su sangre produzca abundante cosecha para tu reino, Señor.
—Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
R/. Amén.

Falta en la escena anterior la figura humana.
En un principio, pensé que en ella había un hombre con una yunta de bueyes arando.
San Isidro labrador debió de mezclarse en mis pensamientos.
Ya que he hablado de san Isidro labrador voy a comentar algo de este santo y de mi experiencia.
La tradición dice que san Isidro rezaba e iba a misa antes de ir a trabajar.
La envidia hizo que fuera acusado de que descuidaba sus tareas:
"...Sus émulos no cejaban en la persecución, y Vargas (el propietario de las tierras) hubo de cerciorarse de la inocencia y santidad de su mayoral, viendo con sus propios ojos que, mientras Isidro oraba, dos ángeles vestidos de blanco conducían la yunta con que él araba"....
“...A la luz de la bula de su canonización pueden fijarse como características y virtudes culminantes del Santo la fidelidad a sus amos, el espíritu de trabajo armonizado con una intensa vida de oración, la humildad y la fortaleza en sufrir las injustas acusaciones y defender su honradez y su gran caridad para con los pobres necesitados, a quienes diariamente hacía partícipes de su sencilla y frugal mesa”
Extracto del texto (lo que está entre comillas) firmado por SALVADOR BALTAR, O. F. M.
www.mercaba.org\SANTORAL\Vida\05\05-15_S_isidro_labrador.htm


Según un experto que conoce textos o actas de la época, lo que se recoge es que el orar e ir a misa hacía que a san Isidro el trabajo le cundiera más.
Es decir, la oración y los sacramentos permitían a san Isidro emprender las tareas diarias con una mejor predisposición para hacer el trabajo. Hacía más cosas en menos tiempo.
Otras personas defienden vivamente lo que la tradición popular ha transmitido, y es que para Dios nada hay imposible.
Lo importante es la enseñanza que nos pueda dar, ¿en qué nos puede servir para nuestro caminar hacia Dios la vida de san Isidro?
Porque para eso está la vida de los santos, para que sirvamos mejor a Dios con su ejemplo o su experiencia.
Hace unos años fui contratado porque un departamento tenía mucho trabajo pendiente. Era como una montañita de papeles que había que resolver.
Se me enseñó el trabajo. Pasé un fin de semana difícil porque lo que había que hacer era distinto a lo que me habían enseñado académicamente ya que era como introducir un intermediario. Era modificar los esquemas mentales. Empecé a comprender la mecánica del trabajo.
Para sorpresa de la dirección pronto pude ponerme a trabajar de forma autónoma, sin necesidad de supervisión. El caso es que de principio a final de la jornada prácticamente no paraba. Algunos días me preguntaba cómo había sido capaz de hacer tanto trabajo. Y miraba a mi alrededor. ¿Será que sin saberlo algún compañero me hace parte del trabajo?, -me decía-. ¿O era cosa de ángeles?
Recuerdo posteriormente incluso establecer a primera hora de la mañana el trabajo a realizar ese día y momentos antes de finalizar la jornada laboral, ver que se cumplía.
O el hacer varias cosas a la vez, controlando los tiempos.
Prediqué también que trabajar, sienta bien, uno termina la jornada laboral más feliz y está contento durante el tiempo de trabajo.
De aquella rezaba y no recuerdo si al principio iba a misa todos los días, pero meses después sí. En los descansos de media mañana, iba a misa. Intensifiqué mi oración en el trabajo. Incluso también creo que ayuné algún viernes.
Recuerdo uno de ellos. En el trabajo estuve fuerte ante intentos de alteración.
A la salida, me dio por cambiar de camino. En vez de ir a la parada habitual, fui hacia la anterior.
Y fue terrible. Me encontraba con gente que con gestos, cuyos rostros mostraban que parecían muy enfadados conmigo.
Entré en una ferretería a comprar una barra. Al hombre que me atendió se le caía de las manos y decía: “no puede, ser”. Una especie de miedo había. El ambiente estaba como electrificado.
Al salir me topé con una madre con una niña pequeña. La niña tenía unos gestos con la mano que daban un poco de miedo.
Esto nunca me había ocurrido en mi camino habitual de forma tan patente. Llegué a la conclusión de que ángeles terrenales y espirituales velaban por mí. Que oración, sacramentos, ayuno y dejar algo traspuesto al enemigo puede generar situaciones extraordinarias. Hay que controlar tanta fuerza.
Posteriormente en otro trabajo iba a misa antes de empezar la jornada laboral. Es aquí donde efectivamente en algunos casos me di cuenta de que papeles que aparentemente tenía que hacer, ya estaban hechos.
¿Qué aprendí por tanto de lo que se comenta de san Isidro labrador?
  1. Que cuando se va a misa y se reza uno afronta y desempeña mejor y más feliz el trabajo.
    El ser fiel a Dios hace que desempeñes tus tareas con honradez y con vocación de servicio a Dios y a la humanidad. Haces las cosas con más amor.
    El trabajo cunde más.
  2. Lo invisible, (los ángeles quizás), también ayudan. ¿Cómo? Procurando que el tiempo y el espacio no te dominen. Participando de la divinidad que es señor del tiempo y del espacio.
    Hace que el trabajo te cunda más, hacer más cosas en el mismo tiempo, y hacer varias cosas a la vez dominando los tiempos de cada cosa, sin que acabe en desastre.
    También en el acompañamiento, que te puede evitar sufrir algún incidente. Avisos de si algo va mal, eludiendo peligros, etc.
    Para Dios nada hay imposible.
    La fe mueve montañas.
  3. Ayuda al que lo necesite en el trabajo.
    Compartir el trabajo evita egoísmos y envidias.
    Es una buena obra para el que está o tienen desocupado.
    El compartir el trabajo, sobre todo con el que no lo tiene es fuente de bendiciones.
    El que a unos les sobre y a otros les falte no está en los planes de Dios.
    El Señor lo comparte todo con nosotros.
    La Creación la ha puesto a nuestra disposición y la mantiene con su Amor.
    Está para servir a Dios y a la humanidad.
    Unos por otros, Dios con todos.
  4. Hay personas que por diversas circunstancias tienen dificultades para hacer algo por los demás, realizar un trabajo o rezar.
    A veces incluso tienden a hacerlo mal o una actitud que dificulta el trabajo o la oración.
    Solo Dios conoce cual es su sufrimiento interior, su esclavitud.
    Tener piedad.
    Amar, redimir, liberar, salvar con la ayuda de Dios.
    Tienen también sus momentos buenos.
Quédate con lo mejor, aquello que te ayude a seguir mejor a Jesucristo.

SAN ISIDRO
-Nace en 1082.
-Patrono de los agricultores y de Madrid, España.
-Su esposa, María de la Cabeza (Torribia), también es santa.
-Cuerpo incorrupto. Descansa ahora en la Real Iglesia de San Isidro de Madrid, antiguo Colegio Imperial de Jesuitas. Fiesta: 15 de Mayo.
Se destaca por su amor a la Eucaristía, su devoción a la Santísima Virgen y su caridad heroica al servicio del pueblo, en especial los niños, los desvalidos y los que sufren hambre de pan y de alimento espiritual.
Esta semblanza procede de http://www.corazones.org\santos\isidro.htm

Sembrad siempre buenas obras

De los sermones de san Agustín, obispo

Este texto es de la 2ª lectura del oficio de lectura, para la memoria de san Isidro labrador, 15 de mayo.
Sed ricos en buenas obras, dice el Señor. Éstas son las riquezas que debéis ostentar, que debéis sembrar. Éstas son las obras a las que se refiere el Apóstol, cuando dice que no debemos cansarnos de hacer el bien, pues a su debido tiempo recogeremos. Sembrad, aunque no veáis todavía lo que habéis de recoger. Tened fe y seguid sembrando. ¿Acaso el labrador, cuando siembra, contempla ya la cosecha? El trigo de tantos sudores, guardado en el granero, lo saca y lo siembra. Confía sus granos a la tierra. Y vosotros, ¿no confiáis vuestras obras al que hizo el cielo y la tierra?

Fijaos en los que tienen hambre, en los que están desnudos, en los necesitados de todo, en los peregrinos, en los que están presos. Todos éstos serán los que os ayudarán a sembrar vuestras obras en el cielo...

La cabeza, Cristo, está en el cielo, pero tiene en la tierra sus miembros. Que el miembro de Cristo dé al miembro de Cristo; que el que tiene dé al que necesita. Miembro eres tú de Cristo y tienes que dar, miembro es él de Cristo y tiene que recibir. Los dos vais por el mismo camino, ambos sois compañeros de ruta. El pobre camina agobiado; tú, rico, vas cargado. Dale parte de tu carga. Dale, al que necesita, parte de lo que a ti te pesa. Tú te alivias y a tu compañero le ayudas.

Oración
Señor, Dios nuestro, que en la humildad y sencillez de san Isidro, labrador, nos dejaste un ejemplo de vida escondida en ti, con Cristo, concédenos que el trabajo de cada día humanice nuestro mundo y sea al mismo tiempo plegaria de alabanza a tu nombre. Por nuestro Señor Jesucristo.


Hora intermedia para el viernes II

Tercia
LECTURA BREVE Dt 1,31b
   El Señor, tu Dios, te ha llevado como a un hijo por todo el camino.
 
V/. Sostenme, Señor, con tu promesa, y viviré.
R/. Que no quede frustrada mi esperanza.

Oración
   Señor Jesucristo, que a la hora de tercia fuiste llevado al suplicio de la cruz por la salvación del mundo, ayúdanos a llorar los pecados de la vida pasada y a evitar las faltas en lo porvenir. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.

Sexta
LECTURA BREVE Ba 4, 28-29
   Si un día os empeñasteis en alejaros de Dios, volveos a buscarlo con redoblado empeño. El que os mandó las desgracias os mandará el gozo eterno de vuestra salvación.
 
V/. Del Señor viene la misericordia.
R/. Y la redención copiosa.

Oración
   Señor Jesucristo, que a la hora de sexta subiste a la cruz por nuestra salvación, mientras las tinieblas envolvían al mundo, concédenos que tu luz nos ilumine siempre, para que, guiados por ella, podamos alcanzar la vida eterna. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Nona
LECTURA BREVE Sb 1, 13-45
   Dios no hizo la muerte ni goza destruyendo a los vivientes. Todo lo creó para que subsistiera; las criaturas del mundo son saludables: no hay en ellas veneno de muerte, ni el abismo impera en la tierra. Porque la justicia es inmortal.
 
V/. Arrancó el Señor mi alma de la muerte.
R/. Caminaré en su presencia en el país de la vida.

Oración
Señor Jesucristo, colgado en la cruz, diste al ladrón arrepentido el reino eterno, míranos a nosotros, que, como él, confesamos nuestras culpas, y concédenos poder entrar también, como él, después de la muerte, en el paraíso. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.


Domingo III (semana XI)

I Vísperas
LECTURA BREVE Hb. 13, 20 - 21
   Que el Dios de la paz, que hizo subir de entre los muertos al gran Pastor de las ovejas, nuestro Señor Jesús, en virtud de la sangre de la alianza eterna, os ponga a punto en todo bien, para que cumpláis su voluntad. Él realizará en nosotros lo que es de su agrado, por medio de Jesucristo; a Él la gloria por los siglos de los siglos. Amén.  
Laudes
 LECTURA BREVE Ez. 37,12b -14
        Así dice el Señor. Yo mismo abriré vuestros sepulcros, y os haré salir de vuestros sepulcros, pueblo mío, y os traeré a la tierra de Israel. Y cuando abra vuestros sepulcros y os saque de vuestros sepulcros, pueblo mío, sabréis que yo soy el Señor; os infundiré mi espíritu y viviréis, os colocaré en vuestra tierra y sabréis que yo el Señor lo digo y lo hago”. Oráculo del Señor.  
II Vísperas
LECTURA BREVE     1Pe. 1, 3 - 5
               Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que en su gran misericordia, por la resurrección de Jesucristo de entre los muertos, nos ha hecho nacer de nuevo para una esperanza viva, para una herencia incorruptible, pura, imperecedera, que os está reservada en el cielo. La fuerza de Dios os custodia en la fe para la salvación que aguarda a manifestarse en el momento final.


Oficio de Lectura Domingo XI
Año II: Del libro del profeta Isaías    44, 21-45, 3 EL REY CIRO SALVADOR DE ISRAEL
        Así dice el Señor:
«Acuérdate de esto Jacob; de que eres mi siervo, Israel. Yo te formé, siervo mío eres, Israel, no te olvidaré. He disipado como niebla tus rebeliones, como nube tus pecados: vuelve a mí, que yo soy tu redentor.»
Aclamad, cielos, porque el Señor ha actuado; vitoread, simas de la tierra; romped en aclamaciones, montañas, y tú, bosque, con todos tus árboles; porque el Señor ha redimido a Jacob y se gloría de Israel.  
Así dice el Señor, tu redentor, que te formó en el vientre:
«Yo soy el Señor, creador de todo; yo solo extendí el cielo, yo afiancé la tierra. ¿Y quién me ayudaba? Yo soy el que frustra los presagios de los magos y muestra la necedad de los agoreros; el que echa atrás a los sabios y muestra que su saber es ignorancia; pero realiza la palabra de sus siervos, cumple el proyecto de sus mensajeros; el que dice de Jerusalén: "Será habitada", y de las ciudades de Judá: "Serán reconstruidas", y levantaré sus ruinas; el que dice al océano: "Aridece; secaré tus corrientes"; el que dice a Ciro:
"Tú eres mi pastor y cumplirás toda mi voluntad." El que dice de Jerusalén: "Será reconstruida"; y del templo: "Será cimentado."»
Así dice el Señor a su ungido, Ciro, a quien lleva de la mano:
«Doblegaré ante él las naciones, desceñiré las cinturas de los reyes, abriré ante él las puertas, los batientes no se le cerrarán. Yo iré delante de ti, allanándote los cerros; haré trizas las puertas de bronce, arrancaré los cerrojos de hierro, te daré los tesoros ocultos, los caudales escondidos. Así sabrás que yo soy el Señor, que te llamo por tu nombre, el Dios de Israel.»


Historias del Corpus del 2013

Historias del Corpus

Rezos al Santísimo

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